CACO SENANTE27/11/2022 - 00:01
En 1974, estando en Estados Unidos, llegó a mis manos un disco de Daniel Viglietti titulado “Trópicos” donde aparecían unas canciones que de inmediato se asentaron en mi sensibilidad. Una era “Canción del elegido”, de un tal Silvio Rodríguez y otra “Pobre del cantor”, de un tal Pablo Milanés. Me puse a indagar sobre quienes eran capaces de decir las cosas de aquella manera y pronto descubrí a unos jóvenes que habían fundado junto a otros músicos La Nueva Trova Cubana, movimiento de canción popular que comenzaba a tener fuerza y arraigo en varios países latinoamericanos.
Quién me iba a decir que al año siguiente la vida me deparaba la sorpresa de poder empezar a dedicarme profesionalmente a la música y de grabar mi primer disco “Entre Amigos”.
Un año más tarde, en 1976, me enteré de que La Nueva Trova venía a actuar a España, concretamente a Barcelona. Como no tenía medios económicos y era una época difícil para cantar, en plenos comienzos de la Transición, conseguí un trabajo de camarero en un stand de la Feria de Muestras de Barcelona con el objetivo de poder asistir a algún concierto de aquél grupo de músicos que había empezado a admirar.
La diosa Fortuna se puso de mi parte. En el stand, donde yo estaba de camarero, había un cocinero cubano que me dijo que él conocía a Pablito y que me lo iba a presentar. Y así fue. Conocí a Pablo, a Amaury Pérez, a Sara González, a Eduardo Ramos… Y ahí nació una gran amistad con todos ellos…, y con Cuba.
En 1977 traje a cantar a Canarias por primera vez a Pablo y a Silvio.
Dimos una serie de conciertos juntos…, Plaza de Toros…, Teatro Pérez Galdós…, y ahí quedó asentada aquella amistad.
Ese mismo año viajé a Cuba con la Brigada José Martí, de países europeos no socialistas, a trabajar solidariamente en la construcción. Pablo, al enterarse, fue a buscarme al campamento. Cuando terminé mi experiencia brigadista, me invitó a su casa, donde me quedé un mes más y estuve cantando en varios lugares, muchas veces con él.
Ese mes viviendo en su casa me permitió descubrir a un ser que iba a cambiar mi vida, en lo musical y en lo humano. E iba a nacer entre los dos una complicidad inquebrantable, donde con un cruce de miradas era suficiente para saber lo que el otro te estaba diciendo. Se asentó entre ambos una empatía, una pasión mutua que nos ha permitido vivir momentos importantes de nuestra historia.
En el plano artístico aprendí mucho a su lado, aunque nunca he conseguido escribir un comienzo de canción tan brillante como “Esto no puede ser, no más que una canción…” O cosas como “la prefiero compartida antes que vaciar mi vida, no es perfecta, más se acerca a lo que yo simplemente soñé…”
¡Qué talento! ¡Qué legado nos deja! Nuestras vidas van a poder seguir viviendo recreándose en frases que utilizó Pablo en sus canciones…, “y ahora tratar de conquistar con vano afán este tiempo perdido que nos deja vencidos sin poder conocer eso que llaman amor para vivir…” Pablo ha conseguido que muchos hayamos ido formando nuestras vidas ayudándonos con sus canciones. La expresión “eternamente” no hubiera tenido el mismo significado ni la misma fuerza, sin la canción “Yolanda” de Milanés.
Hasta más de una década después de conocernos no se produjo el momento en que al asistir a un concierto suyo me dijera: “Hoy sales a cantar conmigo…” Fue como aprobar la reválida… Y cuando me dijo de hacer un disco juntos…, toqué el cielo con mis dedos…
“Igual que Ayer” se tituló…, homenaje a los grandes sones cubanos.
Pero la mayor condecoración que me otorgó Pablo fue un día cuando fui a reclamarle que no me había dado la atención que como amigo, yo creía merecer… Me calló para siempre cuando me dijo: “Es que tú no eres mi amigo…, es que tú no eres mi hermano…, tú eres como una prolongación mía…” Qué decir ante semejante confesión…, y qué responsabilidad se me creó…, no podía defraudarlo ni en el aspecto artístico ni en el humano…
Pablo Milanés siempre tuvo un excelso sentido de la justicia. Siempre manifestó aquello que él creía que había que denunciar…, sin tapujos…, con valentía…, llamando a las cosas por su nombre…, aún siendo consciente de las consecuencias que podían acarrearle.
Nos deja una obra de más de 50 discos. Ha sido un Grande. Varias generaciones tienen en su carpeta de favoritos alguna canción de Pablo Milanés.
Compartió su talento con infinidad de artistas…, con Silvio, Pancho Céspedes, Chucho Valdés, Carlos Varela…, Serrat, Sabina, Aute, Ana Belén, Alberto Cortez…, Simone, Milton Nascimento, Gal Costa, Chico Buarque, Caetano Veloso…, Mercedes Sosa, Fito Páez, Charly García…, Tania Libertad, Maná, Armando Manzanero…, Soledad Bravo…
Aparte del disco que hicimos juntos, yo he puesto mi voz junto a la suya en un disco próximo a salir donde también están Juanes, Ana Belén, Alejandro Sanz…
Pablo Milanés, sin ninguna duda, ha sido el artista extranjero que más veces ha venido a actuar a Canarias. Yo le calculo alrededor de 40 ocasiones. Y no solo colaboró conmigo, también lo hizo con otros artistas canarios como Sabandeños, Pedro Guerra, Mestisay, Gofiones o Fuerte Ventura.
Teníamos un proyecto de hacer un disco cantando juntos canciones populares canarias, que la ceguera y la incompetencia de las autoridades culturales de las islas no vieron como algo interesante. Nos privaron de escuchar la voz de Pablo cantando Sombra del Nublo o Ay, Santa Cruz.
Últimamente procuraba asistir a todos los conciertos suyos con el presentimiento de que a lo mejor era la última vez que lo veía sobre un escenario. El 23 de julio en la Catedral de Vitoria fue la última ocasión en que cantamos juntos. Al día siguiente, en Hondarribia, fue su último concierto.
Ha sido tan Grande y tan genial que no vamos a sentir su ausencia…, sus canciones van a seguir con nosotros en nuestro día a día.
Bueno, yo sí. Yo voy a echar de menos la complicidad, las tardes de charla donde aprendía tanto, donde ni me daba cuenta que de alguna manera nos estábamos despidiendo… Siempre con la humildad que le caracterizaba.
De qué callada manera…, se fue alejando hacia la Gloria…
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