viernes, agosto 23, 2024

A vueltas con el patriotismo


Luis García Montero, “Entre los patriotas y el vacío”, Infolibre, 17 de agosto de 2024 

La cultura es sobre todo un sentido de pertenencia. Por eso en la palabra cultura cabe todo lo que tiene que ver con la familia, la comunidad, la religión, las tradiciones, la memoria, la imaginación, el deber, la disidencia y el lugar en el que sentimos los mandatos del bien y del mal. Porque el sentido de pertenencia, como el bien y el mal, supone un mandato.


La suerte de haberme encontrado en la Granada de los años 60 con Federico García Lorca hizo que mi vocación literaria se relacionase con un sentido de pertenencia fundado al mismo tiempo en el amor y la disidencia. Y esto no sólo tuvo que ver con las tensiones inmediatas entre la palabra libertad y una dictadura, o entre la poesía y el utilitarismo sin escrúpulos de los negociantes. Tuvo que ver incluso con el propio sentido de pertenencia. Federico era muy de Granada, muy andaluz, muy español. Sin embargo, fue ejecutado por un golpe militar y una guerra civil que destruyó España durante cuatro décadas por culpa de una gente y unos intereses que se autollamaban nacionales. Esa paradoja, la mentira del falso patriotismo, la comprobé pronto al leer La represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de Federico García Lorca (1971), el libro fundacional de Ian Gibson, un amigo irlandés. Esta denuncia de Gibson la encontré también en un artículo que Dámaso Alonso, un amigo madrileño, había escrito durante la guerra. Era una broma negrísima llamarse nacionalista cuando se ejecutaba al poeta que, desde el corazón de la vanguardia, reivindicó para darle más vida a las tradiciones españolas.

Lorca había reivindicado con Falla la música popular andaluza en su Poema del cante jondo y había indagado en las tradiciones con otro libro muy granadino y andaluz, el Romancero gitano. Pero ir conociendo las inquietudes del poeta suponía dialogar con todo lo que estaba al otro lado, una identidad tan propia como abierta, porque se fundaba en la curiosidad por los demás y en la flexibilidad de las propias raíces. El poeta andaluz era un amante de la poesía gallega de Rosalía de Castro y se declaraba con alegría catalanista poco después de conocer la ciudad de Barcelona. El poeta granadino sentía que se hubiese expulsado de la ciudad a los árabes y confesaba su amor por los moriscos y los judíos que todos llevamos dentro. El poeta se sentía muy español, pero estaba más cerca de un chino bueno que de un español malo.

En la Granada franquista de los años 60 fue una suerte acercarse al sentido de pertenencia de la mano de García Lorca. El poeta había vivido su adolescencia en los tiempos de la Primera Guerra Mundial, los himnos de muerte en nombre de las banderas, y en la España de la Restauración, cuando la política oficial de amor a la patria y sus colonias era la mascarada que escondía el egoísmo avasallador de los caciques. Vivió, además, una religión falsa que había olvidado el amor de Jesucristo para encarnar los dogmas de la represión y las legitimaciones impúdicas del poder. Así que para sentir amor al prójimo había que olvidarse del catolicismo y para sentirse español y amar a España había que alejarse de los patriotas. Fue una lección decisiva a la hora de comprender mi sentido de pertenencia.

La lección de Lorca es que no hace falta convertirse en un embajador del vacío y la nada para rechazar las mentiras del falso patriotismo. Que uno puede sentirse comprometido por amor a una comunidad sin caer en las banderas de las mentiras y en el odio a los otros

Cuando la cultura franquista hizo del folklore andaluz un signo de su identidad, García Lorca fue perdonado por sus asesinos para llevarlo a las coplas y los tablados. El franquismo pobló la cultura de Sur y trajes de gitana mientras se llevaban el desarrollo económico y la mano de obra barata hacia el Norte. Y Lorca fue entonces una referencia falsificada. Era lógico que sus lectores nos refugiásemos como respuesta en Poeta en Nueva York, el libro en el que un poeta granadino había denunciado la crisis internacional del capitalismo. Los negros ocuparon como víctimas el lugar que antes sufrían los gitanos, en un libro que denunciaba de manera universal el racismo, la violencia, el machismo, el hambre y la falta de respeto a la dignidad humana. En Grito hacia Roma, el poeta le echó en cara al papa Pío XI que se olvidara de Jesús para pactar con Mussolini. El andaluz españolista se declaraba defensor universal de los derechos humanos: “Porque queremos que se cumpla la voluntad de la tierra que da sus frutos para todos”.

Cuando en los años 90 se publicaron las Prosas inéditas de juventud de García Lorca, en una edición de Christopher Maurer, un amigo norteamericano, me emocionó comprobar que la identidad abierta de García Lorca había escrito a los 19 años un artículo titulado El Patriotismo. Denunciaba la mentira de todos los que invocan su amor a una tierra para someterla al fanatismo y a la ambición de sus caciques. Los catalanes de hoy, los españoles de hoy, los europeos de hoy, los habitantes de cualquier parte del mundo, deberíamos leer con atención a Federico García Lorca para calibrar bien nuestro sentido de pertenencia. Su lección es que no hace falta convertirse en un embajador del vacío y la nada para rechazar las mentiras del falso patriotismo. Que uno puede sentirse comprometido por amor a una comunidad sin caer en las banderas de las mentiras y en el odio a los otros.

Ian Gibson', El patriotismo', una diatriba juvenil de Federico García Lorca”, Infolibre,17 de agosto de 2024 

"Que fue en Granada el crimen / sabed –¡pobre Granada !–, en su Granada”: la elegía de Antonio Machado sigue siendo una de las más conmovedoras. Y eso que hay miles, en diversos idiomas. Escrita al confirmarse, a comienzos de septiembre de 1936, la infausta noticia, le dolió al sevillano hasta las raíces del alma, porque a Federico lo conocía, lo quería y lo admiraba. En vísperas de otro aniversario del magnicidio, llevado a cabo cerca del manantial de Alfacar denominado por los árabes Ainadamar, La Fuente de las Lágrimas, Lorca es hoy el poeta y dramaturgo español más conocido y amado internacionalmente de todos los tiempos.    

No me detendré en repetir lo sabido. Con una excepción: el nombre y apellidos del mayor responsable de aquella barbaridad, Ramón Ruiz Alonso, exdiputado ultracatólico de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y autor, en 1937, de un manual fascista, Corporativismo, prologado desde Portugal por su admirado jefe, José María Gil Robles. Manual explícitamente fascista que rezuma odio contra los del otro lado, empezando por el catedrático y ministro socialista Fernando de los Ríos, maestro predilecto del joven Federico. 

El 10 de junio de 1936 había salido en El Sol de Madrid, tal vez el diario serio más leído entonces, una entrevista con Lorca, a cargo del famoso caricaturista Luis Bagaría. Sus respuestas a las preguntas fueron entregadas escritas, por cautela. El poeta declaró que la “Toma” de Granada por los Reyes Católicos en 1492 fue “un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas”, y que dio paso “a una ciudad pobre, acobardada; a una tierra del chavico, donde se agita actualmente la peor burguesía de España".

Me consta que los que preparaban en Granada la sublevación militar se enteraron en seguida del contenido de la entrevista. Ya tenían materia más que sobrada para justificar su inquina. Yerma, por ejemplo. Pero esto fue el colmo.

Lo que no podían saber es que, entre el enorme acopio de escritos juveniles del escritor emergente, no publicados hasta décadas después de su inmolación (poemas, teatro, ensayos...), se encontraba el que sigue, con fecha 29 de octubre de 1917, cuando solo tenía diecinueve años. 

El Lorca adolescente es un rebelde acérrimo contra el Dios judeocristiano y sus acólitos, pero fervoroso admirador de Cristo, con quien se identifica a un nivel muy profundo (en otro momento lo llama “Socialista Divino”). En sólo dos décadas, dos, iba a crear una obra extraordinaria, con mucho que decir todavía. Pero se lo impidieron. Fue un mártir por la libertad, como su paisana Mariana Pineda. 

Recomiendo la lectura de El patriotismo al PP y Vox, cuyo aborrecimiento hacia todo lo que huela a izquierdas se expresa día tras día en sus medios de comunicación y, para más inri, en el Congreso de los Diputados y el Senado. Para mí son ellos, no los otros, la auténtica “Anti-España”, incapaces de asumir las enseñanzas de Jesús, incapaces de asumir que España, quieran o no, es un país mestizo, crisol de culturas, y sin haber leído, me imagino, ni una sola palabra de Américo Castro.

El patriotismo

Por Federico García Lorca

¡Cuántas veces nos han hablado del patriotismo! Siempre hemos entendido desde niños al patriotismo por un sentimiento que tiene por espíritu a un trapo de colores, por voz una corneta desafinada y por fin defender las tumbas, las casas etc., etc., de nuestras familias.  

Los encargados de danzar ante el sacro fuego de sus ideas son unos señores muy ordinarios con bigotes tiesos y voces campanudas que nos hacen a los jóvenes besar una cruz infame formada por la bandera y una espada; es decir la cruz de las tinieblas y de la fuerza.  Hay que pensar para qué sirve toda esa multitud de muñecos grotescos que son sacerdotes del patriotismo y que van arrollando a la dulzura y al amor. No se puede concebir por qué todo un pueblo se lanza contra otro únicamente  por esta pasión... En España nos las damos de muy patriotas.  En la escuela nos dicen: “España es nuestra segunda madre y el  Rey su representante”, es decir, su maniquí... Y nosotros mirábamos al maestro que, encendido el pecho de entusiasmo, nos decía:  “Es nuestra segunda madre. Vosotros como buenos hijos debéis dar hasta la última gota de vuestra sangre” (esta es la frase de cajón). Paseábamos por la calle y al fondo de ella aparecía el ejército brioso, marcial, marchando elegante al son de una sinfonía bélica... y nos daban escalofríos, autosugestionados por el medio ambiente, y nos descubríamos ante la bandera con un no sé qué. Indudablemente los tramoyistas de la vida nacional preparan admirablemente los efectos. Producen emociones involuntarias valiéndose del aparato y de la música. Hay que confesar que la fastuosidad y la etiqueta mezclada con sones apabullantes de músicas produce en las muchedumbres el vértigo. Primero el gran aparato de las armas les produce el miedo y el asombro y luego las músicas les sugieren los sentimientos amables... porque nada como la música comprendida por muchas almas a la vez para formar una sola en una sola voluntad. Es el efecto que recibe la multitud sin darse cuenta. Hay que ir contra esas exhibiciones llenas de lástima y con los oídos del alma tapados como Ulises se tapó los suyos para no caer en la tentación de las hadas del mar... ¿De qué se valen las congregaciones religiosas sino de la fastuosidad y de la riqueza para atraer a la multitud? Saben muy bien que la masa es muy impresionable y le hacen postrarse ante el brillo del oro. Y se da el caso raro de gentes que comprendiendo lo ridículo e imbécil de dichos actos asisten a ellos para recrearse en su solemnidad y teatralidad. En la idea de patriotismo se supeditan las pasiones, el amor, la caridad y la dulzura a la flor áspera y punzante del deber... Es la idea fin del patriotismo convertir muchas almas en cuerpos... Las creencias individuales, sus apasionamientos, sus amores quedan supeditados a la voz de un hombre que grita muy grave: “Ordeno y mando”, y lanza los cuerpos unos contra otros porque las almas volaron al comenzar la tragedia. 

Por patriotismo la verdadera patria fue deshecha y escarnecida. Por patriotismo nacieron los males de la tierra. Por patriotismo fueron los hombres odiosos y crueles...

Es necesario, preciso que las multitudes se despierten llenas de amor y caridad. Es preciso acabar con lo inútil de las ideas patrióticas. El patriotismo es uno de los grandes crímenes de la humanidad porque de sus senos podridos por el mal surgen los monstruos de la guerra. Por patriotismo los hombres han caído en las negruras de la muerte. Por patriotismo la verdadera patria fue deshecha y escarnecida. Por patriotismo nacieron los males de la tierra. Por patriotismo fueron los hombres odiosos y crueles... Las banderas son los símbolos de la oscuridad y de la negación de Dios... Al hallarse los hombres divididos pusieron el ideal de su bienestar sobre esos trapos de colores que flotan como orgullos con forma sobre todo el mundo. Desde la escuela, en vez de enseñarnos a amarnos y ayudarnos en nuestras miserias, nos enseñan la deplorable historia de nuestros países salpicados de sangres, de odios, y nos dicen: “Aprended a matar a vuestros enemigos. Mirad. ¿Veis este retrato? Pues es Felipe II, que quemó 8.000 herejes. ¡Admirad este otro! Es el Cid Campeador, que luchó contra la cruel morisma y que en Valencia asesinó a muchos hombres... Y este es Santiago, patrón de España, que luchó contra los moros y los exterminó”. Las almas de los niños se educan en ese ambiente de fuerza y de crueldad y llegan a considerar muy afligidos, aunque sin darse cuenta, al Dios de las batallas... “Ya lo sabéis, niños —exclama el maestro—. Dios crió a los hombres para amparar exclusivamente a nosotros, a los cristianos...” Y todos los niños se acostumbran a ver en las demás razas una humanidad inferior y digna de ser exterminada. En las escuelas en vez de enseñar el triunfo de la verdad sobre la fuerza enseñan el apoteosis de la crueldad y la razón espantosa de la fuerza... Todas las historias de los pueblos tan llenas de horrores sirven de guía a la juventud en vez de ampararse en la inefable luminosidad del Evangelio de Jesús. Desde nuestros primeros años nos predican la guerra como cosa necesaria para la gloria de la patria. El patriotismo borró de la historia a los espíritus débiles pero llenos de amor... Cuando en la historia nos quieren hablar de Dios, aparece la espantosa Inquisición. Cuando de formas de pedir misericordia, aparece aquel formidable espíritu del mal llamado Domingo de Guzmán. Cuando nos hablan de la fe en el más allá, nos enseñan la execrable figura del rey Carlos, el encantado por Barrabás. El maestro se levanta y dice: “¡Amar a España! En sus dominios no se ponía nunca el sol”. ¡Ay, nuestras gloriosas tradiciones! Todas incubadas en la maldad y amparadas cobardemente a la sombra augusta de la cruz... España tomó para encubrir sus maldades a Cristo crucificado. Por eso aún vemos su ultrajada imagen por todos los rincones. Con el nombre de Jesús se tostaban hombres. En el nombre de Jesús se consumó el gran crimen de la Inquisición. Con el nombre de Jesús se echó a la ciencia de nuestro suelo. Con el nombre de Jesús ampararon infamias de la guerra. Con el nombre de Jesús inventaron la leyenda de Santiago guerrero. Toman la luz y la hacen oscuridad. Toman la paz y la hacen luchas. Toman la gloria del amor eterno y crean la fuerza para amordazar conciencias. Estos son los crímenes de lo que llaman patriotismo. Estas son las aureolas de la bandera española. Todas las banderas de todas las naciones están nimbadas de sangre mártir que no dio la fuerza que según los reyes debió dar, ¡Ay Dios mío! ¿Hasta cuándo hemos de invocar a nuestras tradiciones....? Porque aquí en España pocas veces se nombran en las escuelas aquellos hombres suaves y plácidos que predicaron la paz por las mesetas castellanas y no los mientan por considerarlos malos españoles indignos de pertenecer a este desventurado país. Nuestra tradición guerrera no significa nada, puesto que el presente no dio su utilidad. ¿A qué oscurecer  la conciencia con los recuerdos de sangre?  Debemos de formar en las escuelas ciudadanos amantes de la paz y conocedores del Evangelio. Debemos de crear hombres que no sepan que existió el desdichado Fernando el Santo ni Isabel la fanática ni Carlos el inflexible ni Pedros ni Felipes ni Alfonsos ni Ramiros. Debemos de resucitar las almas niñas contándoles que España fue la cuna de Teresa la admirable, de Juan el maravilloso, de Don Quijote divino y de todos nuestros poetas y cantores. Ocultar a los niños que tuvimos reyes fratricidas y sanguinarios.  Borrar de las conciencias el admirado Gran Capitán y echar el velo del olvido sobre el pasado. Que en las escuelas en vez de decir cantando “A Felipe I sucedió Felipe II”, que griten los niños “y nació Cervantes y Fray Luis”. Inculcar el amor a toda la humanidad en los niños y el odio a las espadas y a los escudos... y que una mañana, mañana con arreboles de sol glorioso y perfumes de verdad y justicia, vayan todos los niños en procesión a los campos con las manos llenas de rosas y claveles y que se detengan frente a un gran monte de libros de nuestra historia que esté ardiendo con gran furia, y los niños cantarán el amor de la humanidad. Luego que sea el monte ceniza, que arrojen sobre él las flores y de ellas surgirá el milagro. Un evangelio gigante se abrirá y los niños leerán el consuelo para la vida... y del horizonte brotará la aurora de una paz infinita. Hay que arrancar las nefastas ideas patrióticas de la juventud como hay que arrancar a los patrioteros por honor a nuestras madres el concepto de la patria madre. ¡Nunca puede ser madre nuestra la que según decís tenemos que dar la última gota de nuestra sangre por ella! Ella nos lo manda y eso no lo ordena ninguna madre. Vosotros los que empuñáis eternamente las armas, en vez de empuñar el arado o alguna cosa santa y útil, no sabéis lo que es una madre. Las vuestras al permitir que fuerais fratricidas ya dieron prueba de que no os sintieron en sus entrañas. ¡No, señores luchadores de oficio! ¡No! ¡No! y ¡No! Las madres que poseemos son la que nos dio el ser y la de todos los hombres. La Humanidad. ¡No, caballeros del bufido y la espuela! La madre es el amor gigante, la piedad, el sacrificio. El único amor verdadero que poseemos en la vida. La madre es la compasión, la luz, el beso de Dios. La madre es el cuerpo del cual somos alma y corazón. ¡No, patriotas oscuros, la patria no es nuestra segunda madre! En todo caso una madrastra como la de Cenicienta. Lo que nos envía a matar hombres contra la razón no puede ser madre. Hay que ser hijos de la verdadera patria. La patria del amor y de la igualdad.

Invocación

¡Ay, desdichada España! País de negruras, de fuego y horror. Apoteosis de la imbecilidad dirigida por curas lujuriosos, toreros, chulos, prostitutas sin alma, ladrones de frac e ignorantes de fe. ¡Ay, divino país de colores, de apasionamientos, de sonidos y de religiosidad campestre! ¡Ay! ¡Ay, tierra mártir de unos cuantos espectros del mal que maman en tus ricos senos tu pureza y tu hermosura! ¡Ay, desierto en donde mueren las ideas grandes! ¡Ay, pueblo débil y durmiente que has asesinado a Alonso Quijano el Bueno! ¡Ay, multitud fría y sin alma que abandonas a los Cristos que salen a redimirte...! ¡Ay, moribunda España! Hombres sin sangre y sin bríos amordazados por los vampiros de la noche de la razón... Desdichado país cubierto de cipreses de muerte... Estabas hundido en los ponzoñosos lagos de los crímenes políticos y unos caballeros andantes del bien te quisieron salvar... ¡Ay, y no pudieron porque tu corazón no se despertó del todo y volcaron sobre él la fuerza eternamente injusta! ¡Ay, mártires de las ideas de la fraternidad calumniados por los eternos comediantes del mal! Nubes de apasionamiento y romanticismo que os disolvieron antes de que escanciarais vuestros perfumes. Hombres todo corazón que pasasteis un calvario de dolor entre los que se llaman patriotas. Espíritus de amistad y de bienestar, que os cortaron las alas en el primer vuelo gigante. Caballeros pregones del humilde que quisisteis escribir la salvación sobre el cadáver de España... Amaneceres de juventud que cubrió con su manto ignominioso la vejez desastrosa. Sacrificados de vuestros sentimientos que abandonasteis vuestro bienestar del hogar por amor a vuestro pueblo. ¡Admirables valientes de la verdad! Ya lo veis, los que ordenan las cosas de vuestro país os arrojan tonsurados y disfrazados con el traje afrentoso sobre un lago de horror para toda vuestra vida. ¡No! ¡No! ¡Mártires! ¡Cristo! ¡Quijotes! Imposible. Vuestro pueblo rugirá; aún es león. ¿Dónde están los poetas para que lloren? ¿Dónde se ocultan las liras del dolor? ¿Por qué senda se perdieron los ecos del español todo pasión? ¡Admirables caballeros de la igualdad, el divino poeta Hugo está llorando por vosotros en el infinito!


El ensayo 'El patriotismo', firmado por Lorca el 29 de octubre de 1917, se incluyó en el tomo IV (“Primeros Escritos”) de las Obras completas de Federico García Lorca a cargo de Miguel García- Posada (Barcelona, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 1997), págs. 731-36.

viernes, agosto 16, 2024

Fidel Castro

 Por: Gabriel García Márquez

Su devoción por la palabra. Su poder de seducción. Va a buscar los problemas donde estén. Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo. Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos. Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo. Le gusta preparar las recetas de cocina con una especie de fervor científico. Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente. Paciencia invencible. Disciplina férrea. La fuerza de la imaginación lo arrastra a los imprevistos. Tan importante como aprender a trabajar es aprender a descansar.


#FidelVive

#FidelEntreNosotros

#FidelPorSiempre

#CubaCoopera

martes, agosto 13, 2024

Canto a Fidel


No voy a nombrar a Oriente,

no voy a nombrar la Sierra,

no voy a nombrar la guerra

–penosa luz diferente–,

no voy a nombrar la frente,

la frente sin un cordel,

la frente para el laurel,

la frente de plomo y uvas,

voy a nombrar toda Cuba,

voy a nombrar a Fidel.


Ese que para en la tierra

aunque la Luna le hinca,

ese de sangre que brinca

y esperanza que se aferra;

ese clavel en la guerra,

ese que en valor se baña,

ese que allá en la montaña

es un tigre repetido

y dondequiera ha crecido

como si fuese de caña.


Ese Fidel insurrecto

respetado por las piñas, hy

novio de todas las niñas

que tienen el sueño recto.

Ese Fidel –sol directo

sobre el café y las palmeras–;

ese Fidel con ojeras

vigilante en el Turquino

como un ciclón repentino,

como un montón de banderas.


Por su insomnio y sus pesares,

por su puño que no veis,

por su amor al veintiséis,

por todos sus malestares,

por su paso entre espinares

de tarde y de madrugada,

por la sangre del Moncada

y por la lágrima aquella

que habrá dejado una estrella

en su pupila guardada.


Por el botón sin coser

que le falta sobre el pecho,

por su barba, por su lecho

sin sábana ni mujer

y hasta por su amanecer

con gallos tibios de horror;

yo empuño también mi honor

y le sigo a la batalla

con este verso que estalla

como granada de amor.


Gracias por ser de verdad,

gracias por hacernos hombres,

gracias por cuidar los nombres

que tiene la libertad…

Gracias por tu dignidad,

gracias por tu rifle fiel,

por tu pluma y tu papel,

por tu ingle de varón.

Gracias por tu corazón.

¡Gracias por todo, Fidel!


Carilda Oliver Labra 

#MaestraProductions   #SilvioMiPrimeraTarea #SaberNoPuedeSerLujo #Poesía #Poema #Cuba #FidelCastro  #Fidel98 


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jueves, agosto 08, 2024

Mijain López,minutos decisivos para una leyenda en Paris


 

Mijain,¡Coño Mijain!


Entró despacio al colchón con las manos en la cintura. Vestido de rojo apuntaba a la pasión y al frenesí. Su rival subió corriendo, como si quisiera tragarse los seis minutos de combate, pues la historia se cambia pocas veces en el mundo. Y este 6 de agosto, a Mijaín López nadie le ganaba en el colchón de París. Nadie. Era su despedida, su cumpleaños adelantado, la hazaña más grande de un luchador en el mundo y hasta los dioses del Olimpo tomaron asiento para verlo.

Su quinto título olímpico había comenzado desde el día anterior y el cubano-chileno Yasmani Acosta lo sabía. Apenas una acción definitoria en el primer asalto bastó para confirmarlo. Lo volteó como tantas veces cuando entrenaron juntos. El narrador pidió que Cuba halara con él en ese movimiento y el grito de un país le sopló al oído, le ajustó el agarre e infló su fuerza casi perfecta.


Los últimos minutos sobre el colchón fueron los más difíciles. No por el temor al cansancio, sino por la respiración que falta cuando se sabe que una obra humana termina después de más de 20 años. Daba saltos y se movía más ligero que nunca, sin dejar de ser un roble sembrado en el centro de la lona. Pitó el árbitro y quizás nadie recuerda que la pizarra marcó un 6-0. La imagen inmortal será siempre la de sus dos brazos flexionados en señal de victoria, apuntando al cielo, como en esa lucha griega, donde el delirio del público le hacía sacar el pecho hacia delante y sonreír de felicidad.

Luego vendría una celebración interior y otra exterior. Aguantó las lágrimas por su padre Bartolo y levantó la vista para que su madre Leonor no lo viera llorar. "A su padre hay que regalarle esa medalla, no llantos", le dijo ella ante de salir de Herradura para la capital francesa. Y esa frase lo martilló en esos segundos.

Festejó a su manera, tirando al colchón a su entrenador Trujillo, cargando al primer campeón olímpico cubano de este deporte, Héctor Milián, abrazando a su contrario y al entrenador Almanza, cubanos que hoy defendían colores chilenos. Y dejó para el final una tradición en la lucha. Los árbitros cuando se retiran dejan su silbato y sus manillas en el centro del colchón. Los luchadores se quitan las zapatillas y las colocan cual ofrenda a tanta entrega y sacrificio.

De rojo volvió a vestirse para recibir en el podio su quinto título, el oro leyenda, el único oro que siempre estuvo seguro en la delegación cubana en estos Juegos. Saludó a su bandera como acostumbra desde que ganó por vez primera en Beijing 2008. Masticó para las fotos la nueva diadema y luego accedió a autógrafos y selfies con todo el que quiso y esperó pacientemente por uno de los acontecimientos más grandes de esta cita olímpica.

!Coño, Mijaín!, no pude tittular de otra manera, porque después de conocerte, de haber escrito tantas crónicas, de emocionarme con tu sencillez, de hacernos sentir más cubano con tu ejemplo, no me salieron más palabras del baúl periodístico. Cuando ponga el punto final no sabré si esta vez pude describir lo suficiente o si hay una frase mejor para calificar todo lo que hiciste hoy por llenarnos de felicidad.

Solo algo queda pendiente con total intención. Eres humano. Y la reverencia a los dioses-humanos son más eternas. No lo digo yo. Lo escribiste tú.

Mijain la hazaña de Cuba


Por Fidel Díaz Castro


Cuba se come hoy las uñas a las 2 de la tarde. Poco más poco menos, no habrá cubano ausente del televisor, o de la radio, o de las redes siguiendo el rastro de #Mijaín López en la búsqueda de algo que nadie ha logrado, ganar en una especialidad de cualquier deporte individual 5 títulos olímpicos consecutivos.


Las calles son hervideros desde ayer, tres combates en que el Coloso de 42 años mostró estar en perfecta forma, concentrado, en la cima de la maestría técnica.


Tuve que ver el tercero de los combates en la hamburguesera del Mónaco, pues me tocó apagón. Por el camino, en el agro, hablaban críticamente acerca del boxeo y otros deportes por debajo. Y claro que salía, el «bastante hacen para cómo está la cosa», y alguno que otro replicaba que varios de los que han caído, están ranqueados en grandes eventos internacionales, y topan y giran y entrenan por variopintos lugares. Pero todo va a dar al gigante de Herradura, si gana él ganamos la Olimpiada Paris 2024.


—Fíjate el respeto que le tienen —repite una y otra vez el parqueador— que el campeón mundial lo pudo tener para trabajarlo en el piso y renunció. Lo tienen estudiado y saben que a ese no hay quien lo mueva.


Llegó el tercer combate, todos apilados a la baranda, los que estaban masticando dejaron en resposo sus espléndidas y nada baratas hamburguesas criollas. Esos de los palcos y los del graderío animaban juntos, y en el primer volteo que dio Mijain se fue abajo aquello.


«¡Nooooo, ohhh, no puede ser!» fue el alarido colectivo en el instante del segundo periódo cuando fue llevado a posición de 4 puntos y lograron levantarlo del colchón, pero se volteó con maestría y estuvo a punto de tirar al rival. Mostrando que tiene sus instintos conectados a la experiencia lo cual dificulta sorprenderlo. 

Dejé la ovación y caminando de retorno a casa, me saluda —como si me conociera de toda la vida— un señor de aspecto humilde (tanto como el mío, que en el barrio se suelta y se extrema) al parecer custodio del policlínico, me alzó los brazos y eufórico me dijo: «¡Viste eso! ¡Ese sí es el caballo! Invencible. Deberían ustedes ponerlo en el programa (se refería claro a la Pupila Asombrada y comprendí su trato familiar). Él es Cuba. Y ya alojándome remató: «¡Cómo pensé en el Comandante!»


Seguí las tres cuadras hasta mi cueva y todo eran chistes y risas alrededor de esa mole imbatible y la espera de los demás luchadores del mundo a que se retire para poder coger un chance. 

En un par de horas será el acontecimiento. Nunca es fácil un momento así, yo empiezo a mover los hombros con él, me inclino hacia los dados miméticamente, doy pasos sin quitar la vista, miro el cronometro que marca el tiempo. Varios amigos me han pronosticado infarto. 

Su rival es el luchador que más lo conoce en el mundo en la praxis Yasmani Acosta, quien compite ahora por Chile, cerca de quince años en la misma escuela de lucha, entrenando con Mijain, algo así como su sparring.


Algunos, en las redes, con bilis a flor de labios han puesto: «le voy al patria y vida», refiriéndose a Yasmani. Como si se tratase de un enemigo de su patria, por estar representando a otro país. (A propósito la frase le pertenece a Fidel Castro quien en conversación con pioneros, en fecha tan lejana como el 23 de diciembre de 1999, jugó con el sentido de Patria o Muerte, haciendo una variación en homenaje al futuro: «Voy a usar una frase, no definitiva, porque nosotros no debemos renunciar a la idea de Patria o Muerte, ni a la idea del Socialismo o Muerte, y voy a decir como dijo una joven diputada en la Asamble Nacional: ¡Patria y vida! ¡Vida para ustedes es lo que queremos!»


Igualmente, han aparecido quienes al otro extremo, han criticado a quienes reconocemos como cubanos a quienes compiten con otra bandera. Claro que yo quisiera que todos los compatriotas compitieran por nuestra delegación, pero «nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio» dice Serrat al cierre de una canción. Y es cierto que hay quienes encuentran oportunidades de competir con altos contratos, de pagos imposibles en nuestra Isla, por razones diversas. Por eso aquellos que en sus declaraciones reconocen el desarrollo del deporte nacional, el que los formó, con honestidad y humildad, y muestran admiración y respetos por quienes fueron sus compañeros de equipo, que ahora enfrentan y se declaran con orgullo ser cubanos y le dedican a su pueblo, el nuestro, sus logros, aunque lleven otro estandarte, deben ser igualmente hijos nuestros. Porque lo son, y porque muestran al mundo la valía de haber diseñado un sistema deportivo horizontal, que a pesar de sus inmensas carencias, o errores que se puedan cometer, permite detectar y desarrollar cualquier talento sin distinción alguna en el más apartado paraje de la geografía nacional.


Hoy tenemos el ejemplo del Gigante de Herradura, en Pinar del Río.


Debe hacer en un par de horas lo que nadie ha hecho en Juegos Olímpicos. Su rival lo conoce muy bien y él a su rival como a un hijo que ha visto —y ayudado— a crecer. No solo entrenaron juntos durante años, ahora para la olimpiada, Chile vino a hacer entrenamiento con nuestro equipo aquí y en un par de país hace unos días. 

Precisamente Yasmani declaró a la prensa internacional:   

«Mijaín López es mi ídolo en el deporte, se de todo el esfuerzo que hay detrás de sus logros. Y nada, es mi amigo, mi hermano, y será una final bonita. De hecho, muchas de las cosas que sé hoy las sé por él. Incluso, 5 o 6 minutos antes de enfrentar mi semifinal me estaba dando consejos, me estaba dando tips, así que nos llevamos muy bien».


Un gran cartel mostraba ayer a Mijain López ante la icónica torres parisina. Y alguien escribió al pie de foto: «Aquí vemos a uno de los edificios más fuertes del mundo. Detrás se puede ver la torre Eiffel».



#letrasparamijain

A vueltas con el patriotismo

Luis García Montero, “Entre los patriotas y el vacío”, Infolibre , 17 de agosto de 2024  La cultura es sobre todo un sentido de pertenencia....