Por Beatriz Talego
He crecido escuchando la musica de Javier Álvarez (Madrid, 7 de octubre de 1969). Su voz es esencial en la «banda sonora» de mis recuerdos. Mis primeros acordes en guitarra fueron por su culpa.
Su historia, llena de «magia», de «casualidades», números, parece ir deshaciendo nudos que terminan por tejer una red de pescador que acaba en el mar. Porque para él, como me ha explicado en esta primera entrevista (que promete muchas más), al final, está el mar.
Si quieres ver la entrevista, ya, la tienes aquí. Pero te recomiendo que leas primero y escuches las canciones del primer álbum que te propongo.
Un chico bueno
Javier ha sido siempre un «chico bueno», de apariencia sutil y frágil, que mide cada palabra, que elabora la crítica más profunda sin insultar a nadie. Que pronuncia con cuidado, que tiene una dicción perfecta y del que se deja ver que ha sido siempre un «niño bien educado».
Sus composiciones atrapan por un trabajo minucioso, sencillo, que sabe dónde entran las voces que le acompañan, los arreglos, que finalmente crean una atmósfera en cada canción. Escuchar un disco de Javier Álvarez es como ver una película.
1,2,3,4
Llegó 1,2,3,4. La canción que compuso cuando le llamaron para hacer el servicio militar y todo lo que aquello «removió» en su interior. A la vista está, en el siguiente vídeo, lo que sucedía cuando Javier salía a escena. Es emocionante escuchar corear esas letras, con el significado tan importante que tienen.
«En la inmensidad de que el día va a empezar, se nos nubla la visión. Tengo la impresión de que el cielo se me cae y la idea de irme hoy. No sé bien qué es la libertad, ni tampoco ser feliz. Alguien hoy me llamó «chaval», gilipollas me sentí. No quiero tener que huir.»
«Patria, sumisión. Hazte un hombre, maricón. Sabias frases, con que crecí… Guerra sé que hay cuando me ordenan besar la bandera que no elegí…»
«1,2,3,4 paso ligero, yo te lo mando… firme ponte recto, no eres nada, muchacho.»
Piel de Pantera
Piel de pantera llegó también para ponerle música a la Castellana… al mundo de la noche, de la prostitución, desde la más absoluta dignidad. La denuncia a la hipocresía, a la doble moral.
«Muerdo por fuera, me como por dentro. Piel de pantera, soy virgen del miedo». «Tiene pelotas que quien pasa más verguenza, tenga que combinarla con el frío y con la entrega. Parece broma que se escondan los que muestran y nos toque aprender de quienes todo se reservan». «El siglo XX se nos va ya de las manos, y el mundo es un gran puzzle de rincones infrahumanos». «Hombres de misa, por la noche santiguados, dan caza a la pantera y ponen a lavar sus manos».
De aquí a la eternidad
En ese primer disco, que es un verdadero clásico, Javier abría la ventana también para mostrar esa sensibilidad bestial de su lado femenino. Una canción que relata, de manera como solamente Javier sabe hacer, cómo se siente una mujer atrapada, que volaba lejos…
Junto a Víctor Manuel y Ana Belén, parió «De aquí a la eternidad».
«Asola el pensamiento la agonía del pensar…. domestiqué una culpa por soñar tan mal, con príncipes que no temieran naufragar…. Sueño con escapar de este berenjenal, y adentro sufro sola por no saber gritar».
«Los ojos se me cierran y aún he de limpiar… mañana dulcemente tengo que acabar de tejer el ayer, recorrer un mantel poblado de unos niños que yo amamanté»
Luna de menta
La luna ha sido siempre el objeto de referencia, y no podía faltar en este primer disco.
«La luna trata de que la amemos sin rechistar….» «La luna, más bruja que bruja, nos teje una tela que vuela y se va… luna más loca que loca, borracha de almivar y estrellas de mar….»
Amor en vena
Esta es posiblemente, de las canciones más tristes y más bonitas. La letra es de Javier, y la música es de Pedro Guerra. Años después, Antonio Vega hizo una versión.
La historia una «yonki», de quien se «cuestiona el precio del alma». De cómo crece, de cómo gestiona ese dolor, ese «comprar su morir»… Aprender a contener, a inyectarse el amor en vena…
Miss universo
«No tengo orgullo ni furia al pasar. Pero hubo rabia en algún que otro andar… Hay cicatrices de no comprender.» «Me escondí tantas veces creyendo ser yo, que olvidé que mi sitio no lo dicta un señor. No le veo sentido a luchar por luchar. Estrujar tanto el coco y llamarlo pensar….» «Miss Universo soñé ser una vez. Faldas cortitas y apretado corsé. Me sigo pintando sin ningún afán. Si me tocas el culo, te capo, chaval.» «Se acabaron las ganas de hablar y suplicar, me ha llegado la hora de buscar mi lugar. No le veo sentido a sólo dar de mamar. Transparente me siento y aún parezco flotar…»
¿Podría imaginarse alguien que una canción que plasmase la esencia feminista podría escribirla un hombre? Pues aquí la tienes.
Javier, el «peligroso«
No oculto la admiración que he sentido siempre por él, principalmente como artista, capaz de atreverse con casi todo, y con la capacidad de los grandes, que hagan lo que hagan siempre suena a ellos.
En esta primera entrevista hemos hablado de su primera etapa, ese primer disco que le lanzó a lo más alto de la esfera musical española en 1995. Sus canciones, un éxito tras otro, fueron himnos generacionales de una canción «protesta», pero alegre, luminosa, bonita.
Pero Javier tiene ese «don», que hace que quien le admira, lo haga por su inteligencia, por su sensibilidad, y sobre todo, por su autenticidad. Y esto es precisamente, lo que asustó a muchos, porque Álvarez no había venido para dejarse moldear, sino para expresar todo lo que había que decir. Y consiguió que se coreasen sus canciones, como éxitos bestiales, cargados de mensaje. Javier despertó a «las masas»… metiendo en nuestras cabezas mensajes necesarios, pero al mismo tiempo, «peligrosos». Y es que, Álvarez, ahí donde le véis, es un tipo muy peligroso, y esa es la razón por la que un día dejó de sonar. No porque su música no fuera excelente, ni porque no tuviera mensaje. Precisamente, por el peligro que tiene en este sistema, despertar conciencias de una manera tan sutil y tan bonita.
Después, aparecieron algunas sombras que han servido para mirar cara a cara al «lado oscuro». Javier bajó a los infiernos, como se suele decir, y lo más importante de ello, es que lo vivió, se empapó, se lo comió a cucharadas para salir después. Y todos estos viajes entre las luces, las sombras, el ruido y el silencio, se deja entrever en sus canciones, que son un «vademecum» para muchos.
Aquí, la primera entrevista.
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