
AMIN MAALOUF
Así veo yo a Carlos Cano, en un lugar donde dos caminos, cruzándose, forman cuatro brazos, orientados a los cuatro puntos cardinales. Así colocado en medio del mundo, centro que el mundo oprime y hacia el mundo se abre, el cantor oye las voces que vienen por los caminos, las escucha con apasionada ansiedad porque con ellas es con lo que hará su propio canto. Pregonero de una alcaldía que es la suya, pero también juglar sin amo, compilador de todas las historias humanas conocidas y por conocer (lo ignorado deja de serlo cuando comprendemos que está formado por conjunciones nuevas de lo ya sabido), Carlos Cano tiene, no obstante, el corazón abierto hacia el sur. Hacia el sur trágico y sufridor, hacia el sur irónico que ríe de su propia resignación, hacia el sur amasado de imaginación y sensualidad, hacia el sur que para no perder el alma rehúsa a ser otra cosa que sur.
Entre los cantores para quienes la canción es compañía del hombre, Carlos Cano es aquel que canta las historias que los propios hombres son. Por eso sus poemas están cargados de gente, por eso su música es de las voces de los cuatro caminos. La voz de la guajira, de la mujer general, de Lucrecia, de la reina del blues, la voz de Jaume Sisa, de Rigoberta Menchú, igual que las voces de los que no tienen nombre ni atributo, reunidas en el drama cósmico que es la humanidad.
Cantor de la compasión y del sarcasmo, Carlos Cano tiene hoy, delante de sí, un mundo que, mereciendo el sarcasmo, necesita la compasión. Con el corazón vuelto hacia el sur, donde los dolores son mayores y las esperanzas inmortales. Forma de ser. De Carlos Cano y de quien le admira.
JOSE SARAMAGO
Yo te lo he dicho de viva voz, pero permíteme decírtelo de nuevo y en público, lo mucho que ha enriquecido tu música, y las bellas historias que escribes para acompañarla, a la música contemporánea. La delicadeza de la inspiración se alimenta en ella de una rica fantasía, y siendo moderna y novedosa, tu música parece sin embargo hundir sus raíces en una viejísima historia, conectar con una tradición de arte y cultura que es actual y eterna, como Granada, esa tierra que llevas en la sangre y en la voz.
Gracias también, querido Carlos, por haber sabido ser popular sin ser superficial ni vulgar, por haber sido un bardo ético y civil rehuyendo la demagogia y los estereotipos y por haber llegado al corazón de los jóvenes sin la menor concesión a las modas y asumiendo el riesgo y la dificultad.
MARIO VARGAS LLOSA
Cuando mi amigo Carlos Cano me pidió unas palabras para su música y poesía para su disco El Color de la Vida, pensé: ¿Cómo es el color de la vida? ¿Cómo huipiles multicolores que tejemos las mujeres del Pueblo Maya?.
¿Acaso no es arte tejer la vida como mosaico multicolor?
Con el color del agua, color de vida y pureza.
Color de tierra, color de milpa y alimento.
Color de copal, de incienso y ceremonia.
Color de sol. Corazón del cielo.
Color de hijos que sean luz que alumbra, luz que da calor y generosidad,
Luz de corazón amplio para amar y cuidar a esta tierra.
RIGOBERTA MENCHÚ TUM
Premio Nobel de la Paz
Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO
Carlos Cano es música y poesía, voz animada por la amistad y el colorido de lo cotidiano, canto de libertad y dignidad.
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