jueves, marzo 29, 2007

Amparo Ochoa Y Gabino Palomares Maldicion de Malinche

Gran Hermano ¿la vida en directo?-II

Hicieron falta de millones de años para que hubiera un ostentisible distanciamiento entre homo sapiens y resto de los primates, que se quedaron en las ramas de la evolución y de los árboles. El genero homo acabo por vestirse con pieles, filosófica y ética. Pero hoy, en la era de la tecnología y de la sociedad espectáculo, se juega a la falsa libertad de la economía de mercado por la que todo es susceptible de compra-venta, incluso la dignidad, produciéndose el recorrido inverso en la evolución: desnudar y desposeer al hombre de su patrimonio de civilización, someter su identidad a una mercadería.


Algunos de las esenciales diferencias entre el animal humano y el resto son las instituciones de derecho o la dignidad. El hombre ha creado, incluso, leyes que protegen a otros animales (en las reservas naturales, por ejemplo). Sin embargo, los concursantes del Gran Hermano han renunciado al derecho a su intimidad y les han enviado a una jaula como a los monos, donde podemos verles en todas sus facetas. Aunque, como en otras especias, es mas difícil su reproducción en cautividad y prevalece el soportarse en un escaso territorio común.


Anunciaron que el Gran Hermano era un "experimento sociológico" y que contribuía a la ciencia por ser único de tales características. Pero nadie les creyó. Para empezar, las condiciones en las que se produce son artificiosas y están encaminadas a crear espectáculo, nada mas, en función de una idea preconcebida. El encierro de los concursantes es una clausura: la deciden personalmente y su aceptación se termina cuando lo desean. Como en todo "convento",, se genera una transformación en la conducta de los profesos, fundamentalmente por el centripetismo emocional e intelectual del aislamiento. Sin duda, lo que mas podría afectar a los encerrados serian los noventa días de secuestro intelectual: la ausencia de lectura, música… y su empobrecimiento cultural. Pero, en la realidad, al menos en ese sentido, se trata de un secuestro ficticio: no pueden leer libros, pero pueden tener revistas como Semana o Cosmopolitan; no pueden ver la tele, pero si los videos que los responsables del programa les van suministrando(clases de aeróbic, la película Leyendas de pasión, Karaoke japonés…); no pueden elegir la música, pero han de soportar la que el programa les selecciona y en los momentos en los que el programa decide. Como a los monos, se les interpone elementos "impulso", como unos peces, un loro o la visita de un perro, otros animales que no tienen posibilidades de descubrir su encierro y romper con la cárcel de cristal asumida voluntariamente por el hombre.


Ocurre lo mismo con los medios materiales. No tienen derecho a tener un secador de pelo, ni una batidora para hacer mayonesa; pero si tienen bicicleta estática, un teclado Casio, una fotocopiadora portátil…Cuando a alguno de los candidatos al concurso les aseguraba que la experiencia exigía "el retorno a lo básico" y les explicaban que en ello iba incluida una piscina, una amplia cama y unas cómodas plazas, tanto en el sofá como en la mesa del comedor, dentro de una casa de 160 metros cuadrados y un jardín del doble metros, no acababan de entender la advertencia. Y ello era porque sus vidas habían transcurrido en condiciones de mas severa estrecheces. Algunos de los futuros inquilinos jamás habían vivido mejor. Y uno concretamente, Iván, había sobrevivido meses en una cabaña sin luz ni agua corriente, alimentándose básicamente de lo que pescaba.


Los jóvenes concursantes deberían se comos los estudiantes de medicina de los años sesenta, que cedían sus esqueleto a la ciencia por una módica cantidad que les sacaba de apuros económicos para unas juergas. Y ahí acababa la broma existencial.Pero en este contexto, en el que han de entregar su dignidad en vida solo para hacer espectáculo, lo único que han podido encontrar no pasa de unos buscavidas, presuntos actores en busca de fama, prostitutas, parados y estudiantes que abandonan el curso y los exámenes para jugar al éxito y el "pelotazo" de millones.


Lo que finalmente ha convencido a los participantes es que el Gran Hermano se les ha presentado, además de cómo un fenómeno novedoso, como una salida laboral de éxito para el grupo de los diez mejores, "minuciosamente seleccionados" por expertos. Era la conquista de unos jóvenes emprendedores en busca de nueva experiencia, que hoy conocemos por sus nombres como a los reyes(Israel,Ivan,Ismael,Monica,Maria José….). Hasta en la cárcel de cristal( lo están ustedes viendo) se triunfa, se hacen los amiguitos mas maravillosos y se encuentra el amor.


Los concursantes consiguen, en primer lugar, unos ingresos mensuales por el contrato de participación; y en segundo, la opción al premio de veinte millones de pesetas. Pero, sobre todo, lo mas importante….. también contemplado desde la perspectiva de la rentabilidad: la fama.



Fama que habitaba en las entrañas de la tierra, según el mito clásico. Y hoy, en el palacio televisivo de las miserias rosas. Fama que era y es vecina de la Credulidad, de los Falsos Rumores y del Error. Fama, la de El Gran Hermano, que los encierra en la gruta de Polifemo para que se los engulla. El ojo del cíclope caníbal les persigue como su propia sombra, les engora el ego como se ceba al cerdo para la matanza.


King Kong, la mona Chita e, incluso, Copito de Nieve se convirtieron en famosos gracias a salir en pantalla. También al mula Francis, que, como algunos homínido, hablaba con una escasez y simpleza que recuerda a los participantes de concursos, sin que sean, necesariamente, del Gran Hermano. A estos los presentaron con un nivel muy por encima de inteligencia de los telespectadores medios. Sin embargo, la realidad los ha dejado a la altura de la aerofagia del trío de oro: el ex soldado en Bosnia, la modelo pasada de fecha y el universitario gandul del dedo en la nariz. La naturalidad de su mala educación les ha acercado al "australopitecus afarensis", incluso al "homo ergaster" de Atapuerca, pero les distancio del imprescindible civismo de una EGB, tan necesaria para moverse en sociedad.


Del anominato a la fama en un máximo de noventa días es todo un hito de fabricación, que recuerda a la ganadería industrial del pollo. Fama de granja, fama de rebajas y oportunidades. Luego, como los pollos, no saben, no tienen gusto. Solo portan "hormonas" que afectan a nuestra salud, sobre todo a nuestra dieta cultural y política: la fama vacía de contenidos que crea la pantalla del televisor. Esa es con la que queda investido el concursante, es la de un personaje-marca que acaba en las paginas de oportunidades de la prensa rosa. El Gran Hermano no hace sino fabricar unos nuevos engendros para una sociedad enferma de fama, enferma de marcas y enferma de consumismo.


La tele basura esta servida y el premio para los que venden su intimidad es una fama vulgar, efímera autodevoradora como la maldición de Erisiction, que se quitaba el hambre comiéndose a si mismo. La polémica discurres embarcaba en un fenómeno social de audiencias record. Se había disparado porque se podía ver a un grupo de homínido con nombre y apellidos en una situación semejante a la de chimpancés en un zoo de cristal. Lo que no se sabia es que iban a tener comportamiento semejantes respecto a la formación de los lideres del grupo y que iban a contar con el "domador" del Gran Hermano, para mayor gloria del espectáculo de circo disfrazado de experimento sociológico.


Un ensayo de video-vigilancia
Los concursantes del Gran Hermano contrataron con la productora la venta de su intimidad sin ningún objetivo científico, artístico o académico, sin mas razones que las características y limitaciones que se entienden propias a las bases del concurso. Vendieron, por ejemplo, sus desnudos durante un periodo máximo de noventa días, Se rindieron a la video-vigilancia con la idea inducida de que podría ser divertido y, en cualquier caso, rentable. Y para llevarlo a cabo era necesario el paso previo de reducir la dignidad humana a termino de mercado.


La trasgresión de la norma del derecho a la intimidad de las personas fue contraargumentada por la supuesta libertad individual para transformar en publica la vida intima, hasta el punto de convertirla en mercadería expuesta en el escaparate del televisor. Hace años, podía leerse en un anuncio por palabras: "Me ofrezco como esclavo a familia pudiente y cariñosa…". No dejaba de ser una broma con un oscuro sentido del humor, pero que apuntaba a una libertad imposible: la de ofrecerse como esclavo. Desde la misma perspectiva, debería ser imposible ponerle precio a la dignidad, a la intimidad, a la escala de valores conquistados por la civilización y que rigen una sociedad. Ya el Derecho Romano recogía que hay materias que no son susceptible de comercio. Pero la economía de mercado sustituye la conquista de la dignidad por la "libertad" de venderla dentro de la ley… de la oferta y la demanda. Es el divorcio político entre la ley… de la oferta y la demanda. Es el divorcio político entre la ley y la justicia. Así se encubre, por ejemplo, la esclavitud de la prostitucion como un ejercito de la libertad sexual de las personas. Lo mas necios se sorprenden de que exista la trata de blancas, el secuestro de mujeres para someterlas a la prostitucion o la venta de niñas a las mafias de los prostíbulos.


"Los concursantes se someten voluntariamente", dicen. Pero no se deben olvidar los complejos contratos establecidos, tanto con el concursante como con sus familias. Se calcula en dinero lo que vale la intimidad en relación a unas cifras de garantía de realización del programa. Una supuesta ley de oferta y demanda establecería con exactitud la cuantía pecuniaria. "Todo el mundo tiene un precio", esa es la filosofía. Tanto vale la intimidad en relación con lo que marca del mercado…Debe deducirse que a mayor pobreza, menor coste de su dignidad. Si se admite, si lo permite el Estado de derecho, si esa es la ética del Estado, existe el derecho a preguntarse por el precio de cualquier cosa que tenga un baño de dignidad, incluso la ideología de los partidos, las razones de Estado…Todo dependerá del "cuanto".


La falacia del programa es que si bien los concursantes tienen capacidad jurídica para renunciar al derecho a la intimidad y comerciar con él de acuerdo con la actual legislación vigente, sin embargo no tienen capacidad de obrar porque no saben el contenido real de la venta de su intimidad. Ellos ignoran lo que se emite, ya que es con posterioridad cuando seleccionan y montan, con intereses de guión, las imágenes que aparezcan en pantalla. El derecho a la propia imagen queda alterada por las manipulaciones del programa. La imagen que proyectan en la pequeña pantalla es imprevisible y desconocida para los concursantes. Tampoco la imagen que se emite como consecuencia de la interacción dentro del colectivo de concursantes. Desde el propio programa se han propiciado hasta la saciedad las hipotéticas atracciones sexuales entre unos y otros, teniendo que salir del paso algunos parientes para retomar la imagen publica de los concursantes. Los vemos ponerse en ridículo o como son puestos en ridículo, insistente y machaconamente. Y ahí reside en gran medida la "diversión". Pero ¿lo saben los interesados? En el fondo, dado que parecen no tener el mas mínimo atisbo de conciencia de ello, son victimas. Han consentido en convertirse en mercancía y se han puesto en manos de intermediarios a los que no tenemos ninguna razón objetiva para considerar honestos: su única objetivo es ganar dinero. ¿Sabían los concursantes realmente lo que estaban haciendo?.


Fuera como fuera, su decisión individual de entregarse al juego traerá consecuencias para todos mediante un aprendizaje social bochornoso en el que millones de personas han acabado involucradas. Y su ignorancia no les exime de la culpa. Ellos han sido las piezas clave, imprescindibles en una experiencia colectiva que ha desdramatizado la video-vigilancia en un sentido general, hasta dejarla reducida a los parámetros de la economía de mercado; los beneficios justifican cualquier renuncia…aunque se trate de la dignidad humana.


La pequeña pantalla es el mayor dispensador de valores, interpretaciones y criterios para la conformación de la opinión publica en la sociedad, incluso con mas peso especifico que el propio ministerio de Educación y Cultura. En determinados momentos, la televisión posee mayor poder disuasorio o de convocatoria que el mismísimo ministerio del Interior. No es de extrañar que también se produzcan situaciones en las que este ministerio utilice los informativos de televisión como la prolongación de si mismo ante su propia impotencia.


La cuestión de Estado en esta materia y la de las cadenas de televisión es coincidente: "Ríndase a la video-vigilancia-nos dicen- por un lado, es bueno para nosotros: es negocio; y, por el otro, también: le tendremos controlado". Hasta ahora, todas las experiencias de video-control han servido, además, para otro fines. Casi nunca para servir a una sociedad mas justa. Cuando en televisión aparecen unas imágenes de injusticia manifiesta, resulta que esta no es delito. Allí donde seria necesaria la prueba para demostrar el delito, no hay cámara. Al final, la video-vigilancia va encaminada al ciudadano anomino para saber si se reúne, se manifiesta o trata de llevarse unos calcetines de una gran superficie comercial. Pero nunca las veremos en los despachos de los directivos de los bancos, ni en las comisarías o en las cárceles porque no interesan que se sepa que ocurre dentro.


Pero, además, rendirse a un espectáculo de video-vigilancia es fomentar el espíritu de los confidentes y delatores para la mejor existencia de un Estado policial. En la nomina de las fuerzas de seguridad y de los servicios secretos de cualquier país se encuentran personajes recolectados con el chantaje de videos tomados por cámaras de "video-vigilancia" camuflados. Los casos sobran para el periodista de investigación. Mencionemos que en dos apartamentos contiguos, cercanos a la plaza de Colon de Madrid, conectados visualmente por un cristal espejo, se grabo al tesorero de un partido de la derecha tradicional en practica homosexuales con un jovencito al que creyó un simple chapero. El joven prostituto cocainómano ya estaba fichada anteriormente en una operación policial antidroga. En una sauna de "servicios" homosexuales cercana al ministerio de Justicia, entre las calles Gran Vía y San Bernardo, también en Madrid, un alto funcionario del Gobierno paso a ser "simpatizante" del CESID. Este mismo año, en una casa de prostituciocn de la madrileña calle Atocha, dos escoltas de seguridad de políticos descubrieron cámaras en las habitaciones: una, en la parte trasera de un cuadro; otra, camuflada en un reloj de decoración.


Políticos, cantantes, escritores…con nombres y apellidos, han pasado a formar parte de la nomina de confidentes gracias, en la mayoría de los casos, a la video.vigilancia.
El 20 de junio del 2000, en una cena-coloquio propiciada por el club "Diálogos para la Democracia" y la "Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión", Alejandro Gómez Lavilla, director de Programación de Telecinco, defendía su programa Gran Hermano señalando lo que entiende como cuestión clave: "¿Cómo hacer compatible la era de la video-vigilancia con el derecho a la intimidad y a la propia imagen?". Primero enumero una serie de ejemplos que ponen los pelos de puntas: "3.000 cámaras vigilan la vida en NuevaYork. En Gran Bretaña un ciudadano es filmado 500 veces a la semana, 70 veces al día, una vez cada 20 minutos. Cerca de un millón de cámaras vigilan a los británicos. En el metro de Madrid 1.000 cámaras controlan a los usuarios". Luego recordó algunos hitos en la utilización de las imágenes así tomadas, no precisamente con intención de protegernos. Entre otros "Cinco cadenas norteamericanas han difundido, sin ocultar los rostros, las imágenes de una agresión a mujeres que eran atacadas y desnudadas"; "Las empresas Stanley Video vende por Internet una cinta con altercados de hoolingans. Y paga a los que les proporcionen videos de este tipo";"el Defensor del Pueblo Gallego esta investigando(…) 18 cámaras callejeras que tiene la Televisión de Galicia permanentemente en las calles de Santiago de Compostela"… Y todo para acabar diciendo que lo suyo, lo de El Gran Hermano, no era nada al lado de todo esto. Si todo aquello se hacia sin que ningún Gobierno lograse encontrar argumentos jurídicos para prohibirlo, ¿a que tanto escándalo con un inocente programa de televisión? "En definitiva-concluía Gómez Lavilla-, se trata de dilucidad si uno tiene derecho a hacer de su capa un sayo, o precisa del visto bueno del ayatolá de turno".


Dentro del gran confusionismo que provoca el discurso del poder nos encontramos, no ya con la hipocresía, sino con la complicidad del Estado en estos males sociales de lo legal y lo justo. La protección del Estado de derecho a los ciudadanos es una pura ficción que se desarrolla hacia la implantación del Estado policía. La impotencia a la que aluden para acabar con lacras sociales, como el narcotráfico, solo lleva a un resultado sorprendente e inquietante: el creciente control policial sobre la población, la acumulación de medios de fichaje. Pero eso no impide el mantenimiento de financieros, empresarios y banqueros de la droga que se mueven por los paraísos fiscales con la impunidad que le dan los mismos Estados de derecho que dicen perseguir el narcotráfico. También la impotencia para defender nuestros derechos fundamentales frente a abusos y manipulaciones es solo una excusa para que continué la ola de expansión de las nuevas tecnologías de control social. Nos dicen que, pese a que puede resultar incomoda, la video-vigilancia tiene como objetivo protegernos.



Pero, por si esto no resulta lo suficientemente convincente para que nos dejemos hacer pacíficamente, aquí va otra pirueta dialéctica que se les acaba de ocurrir: someterse voluntariamente a la video-vigilancia es un ejercicio de libertad.


Ha sido imposible sustraerse a la ola mediática provocada durante tres meses por el Gran Hermano. En el plano puramente telesivo, la tele basura se ha superado y crece en proporción a los beneficios de los ingresos por publicidad, imponiendo su política de silencio informativo y cultural. Desde el primer momento, el protagonista de este programa de televisión fue el espectáculo de la intimidad morbosa expuesto. Pero el actor oculto que buscaban era el consumidor dispuesto a participar colectivamente del linchamiento de los personajes de un culebron manipulado, receptor de una publicidad masiva y candidato a enganchado a los productos del programa: disco, juego, subasta… El ciudadano ha de ser, sencillamente, un consumidor compulsivo. Cuando la airsicknerss bag(bolsa de mareo) se había quedado de adorno en las aviones, ha pasado a imponerse como medida higiénica preventiva frente a los televisores. El vomito amenaza permanentemente al sentido estético, a la vergüenza ajena. No es suficiente el zapping…A veces se llega a pensar en la gasolina.


Con este libro no se pretende seguir alimentando el monstruo.Quiza lo mejor seria-dirán algunos- que dejásemos de una vez por todas de hablar de Gran Hermano, de la tele basura, de la prensa rosa, de los reality shows…Pero ¿se puede vivir al margen de la temerosa, de los reality shows…Pero ¿se puede vivir al margen de la televisión? El poder mediático, que no es otro que el mismo poder político, no dejara de poner ladrillos en la construcción de esa gran cárcel de incultura y barbecho intelectual en la que quiere encerrarnos. El Gran Hermano ha sido uno mas. No vale con cerrar los ojos. No hay un valor de rango superior para la dignidad. Esto es lo que ha demostrado el programa de tele basura El Gran Hermano.Ya se sabe que la justicia es ciega y, por tanto, no ve la televisión. Pero nosotros si.


Este libro precipitado sobre El Gran Hermano ha sido escrito simultáneamente al limitado tiempo en el que se emitía el programa y la sociedad no vivía. No obstante, ha contado con inapreciables fuentes documentales y testimoniales, tanto dentro de los propios estudios de la casa del Gran Hermano (entre el equipo de Telecinco y Zeppelín), como fuera(en el entorno de los concursantes). Gracias a ello, se han descubierto las falsedades, manipulaciones, chapuzas, censuras y secretos del programa concurso. Siempre siguiendo la "la pista del dinero", del negocio multimillonario, para intentar llegar, en lo posible, al fondo del asunto, a la explicación de un fenómeno que nos ha sobrepasado a todos. Lo que a continuación se ofrece, es fundamentalmente, un comprendió de todo lo que han querido silenciar y que demuestra hasta que punto a la dignidad le han puesto un precio.
Rebeca Quintana
Andrés Sánchez.
Madrid, 21 de julio del año 2000.

"Canta Camarada"Jose Zeca Alfonso(LP 1975)