domingo, noviembre 27, 2022

De qué callada manera. In memoriam Pablo Milanés

 

CACO SENANTE27/11/2022 - 00:01

En 1974, estando en Estados Unidos, llegó a mis manos un disco de Daniel Viglietti titulado “Trópicos” donde aparecían unas canciones que de inmediato se asentaron en mi sensibilidad. Una era “Canción del elegido”, de un tal Silvio Rodríguez y otra “Pobre del cantor”, de un tal Pablo Milanés. Me puse a indagar sobre quienes eran capaces de decir las cosas de aquella manera y pronto descubrí a unos jóvenes que habían fundado junto a otros músicos La Nueva Trova Cubana, movimiento de canción popular que comenzaba a tener fuerza y arraigo en varios países latinoamericanos.

Quién me iba a decir que al año siguiente la vida me deparaba la sorpresa de poder empezar a dedicarme profesionalmente a la música y de grabar mi primer disco “Entre Amigos”.



Un año más tarde, en 1976, me enteré de que La Nueva Trova venía a actuar a España, concretamente a Barcelona. Como no tenía medios económicos y era una época difícil para cantar, en plenos comienzos de la Transición, conseguí un trabajo de camarero en un stand de la Feria de Muestras de Barcelona con el objetivo de poder asistir a algún concierto de aquél grupo de músicos que había empezado a admirar.

La diosa Fortuna se puso de mi parte. En el stand, donde yo estaba de camarero, había un cocinero cubano que me dijo que él conocía a Pablito y que me lo iba a presentar. Y así fue. Conocí a Pablo, a Amaury Pérez, a Sara González, a Eduardo Ramos… Y ahí nació una gran amistad con todos ellos…, y con Cuba.

En 1977 traje a cantar a Canarias por primera vez a Pablo y a Silvio.

Dimos una serie de conciertos juntos…, Plaza de Toros…, Teatro Pérez Galdós…, y ahí quedó asentada aquella amistad.

Ese mismo año viajé a Cuba con la Brigada José Martí, de países europeos no socialistas, a trabajar solidariamente en la construcción. Pablo, al enterarse, fue a buscarme al campamento. Cuando terminé mi experiencia brigadista, me invitó a su casa, donde me quedé un mes más y estuve cantando en varios lugares, muchas veces con él.

Ese mes viviendo en su casa me permitió descubrir a un ser que iba a cambiar mi vida, en lo musical y en lo humano. E iba a nacer entre los dos una complicidad inquebrantable, donde con un cruce de miradas era suficiente para saber lo que el otro te estaba diciendo. Se asentó entre ambos una empatía, una pasión mutua que nos ha permitido vivir momentos importantes de nuestra historia.

En el plano artístico aprendí mucho a su lado, aunque nunca he conseguido escribir un comienzo de canción tan brillante como “Esto no puede ser, no más que una canción…” O cosas como “la prefiero compartida antes que vaciar mi vida, no es perfecta, más se acerca a lo que yo simplemente soñé…”

¡Qué talento! ¡Qué legado nos deja! Nuestras vidas van a poder seguir viviendo recreándose en frases que utilizó Pablo en sus canciones…, “y ahora tratar de conquistar con vano afán este tiempo perdido que nos deja vencidos sin poder conocer eso que llaman amor para vivir…” Pablo ha conseguido que muchos hayamos ido formando nuestras vidas ayudándonos con sus canciones. La expresión “eternamente” no hubiera tenido el mismo significado ni la misma fuerza, sin la canción “Yolanda” de Milanés.

Hasta más de una década después de conocernos no se produjo el momento en que al asistir a un concierto suyo me dijera: “Hoy sales a cantar conmigo…” Fue como aprobar la reválida… Y cuando me dijo de hacer un disco juntos…, toqué el cielo con mis dedos…

“Igual que Ayer” se tituló…, homenaje a los grandes sones cubanos.

Pero la mayor condecoración que me otorgó Pablo fue un día cuando fui a reclamarle que no me había dado la atención que como amigo, yo creía merecer… Me calló para siempre cuando me dijo: “Es que tú no eres mi amigo…, es que tú no eres mi hermano…, tú eres como una prolongación mía…” Qué decir ante semejante confesión…, y qué responsabilidad se me creó…, no podía defraudarlo ni en el aspecto artístico ni en el humano…

Pablo Milanés siempre tuvo un excelso sentido de la justicia. Siempre manifestó aquello que él creía que había que denunciar…, sin tapujos…, con valentía…, llamando a las cosas por su nombre…, aún siendo consciente de las consecuencias que podían acarrearle.

Nos deja una obra de más de 50 discos. Ha sido un Grande. Varias generaciones tienen en su carpeta de favoritos alguna canción de Pablo Milanés.

Compartió su talento con infinidad de artistas…, con Silvio, Pancho Céspedes, Chucho Valdés, Carlos Varela…, Serrat, Sabina, Aute, Ana Belén, Alberto Cortez…, Simone, Milton Nascimento, Gal Costa, Chico Buarque, Caetano Veloso…, Mercedes Sosa, Fito Páez, Charly García…, Tania Libertad, Maná, Armando Manzanero…, Soledad Bravo…

Aparte del disco que hicimos juntos, yo he puesto mi voz junto a la suya en un disco próximo a salir donde también están Juanes, Ana Belén, Alejandro Sanz…

Pablo Milanés, sin ninguna duda, ha sido el artista extranjero que más veces ha venido a actuar a Canarias. Yo le calculo alrededor de 40 ocasiones. Y no solo colaboró conmigo, también lo hizo con otros artistas canarios como Sabandeños, Pedro Guerra, Mestisay, Gofiones o Fuerte Ventura.

Teníamos un proyecto de hacer un disco cantando juntos canciones populares canarias, que la ceguera y la incompetencia de las autoridades culturales de las islas no vieron como algo interesante. Nos privaron de escuchar la voz de Pablo cantando Sombra del Nublo o Ay, Santa Cruz.

Últimamente procuraba asistir a todos los conciertos suyos con el presentimiento de que a lo mejor era la última vez que lo veía sobre un escenario. El 23 de julio en la Catedral de Vitoria fue la última ocasión en que cantamos juntos. Al día siguiente, en Hondarribia, fue su último concierto.

Ha sido tan Grande y tan genial que no vamos a sentir su ausencia…, sus canciones van a seguir con nosotros en nuestro día a día.

Bueno, yo sí. Yo voy a echar de menos la complicidad, las tardes de charla donde aprendía tanto, donde ni me daba cuenta que de alguna manera nos estábamos despidiendo… Siempre con la humildad que le caracterizaba.

De qué callada manera…, se fue alejando hacia la Gloria…



sábado, noviembre 19, 2022

Eh,Sabina,¿Donde vas con esa espina?


Por: Jorge Ángel Hernández / Imágenes: Tomadas de Pixabay La Jiribilla.

15/11/2022

No es la primera vez que la prensa corporativa utiliza la popularidad de Joaquín Sabina para sus intereses ideológicos. Lo recuerdo hace años, ante un debate de candidatos a la presidencia española, como un fanático de estadio que desde su butaca doméstica apoyaba al suyo y fustigaba a su contrario. Era un remedo de reality show con el que se sonsacaban el efímero gesto del votante permeable y el cantautor se dejaba convertir en comparsa de ese espectáculo que tan magistralmente él satirizara. De la expresión satírica a la parodia: También contamos con / la inestimable participación / del mítico Joaquín / que en nuestras manos clama el fin / de la Revolución.

“La agenda de curso no ha cambiado, sino los elementos del tablero”

Ninguno de esos medios de prensa se hizo eco, anteriormente, de las ideas de ruptura de Sabina y cedió solo a su aplastante popularidad, cuidándose muy bien de tomarla por el brillo y no por la expresión. Hoy, en vísperas de un documental que recorre su vida, vuelve al show programado para fustigar a la Revolución cubana. Curiosamente, la mayoría de esas agencias corporativas de la información parecen “perdonarle” lo que antes fuera imperdonable para ellas: ser amigo de Fidel Castro y la Revolución cubana. La agenda de curso no ha cambiado, sino los elementos del tablero. Y ese Sabina maestro del ingenio se pasa por el mismísimo título del documental aquello de que amores que matan nunca mueren.


Para la propaganda de guerra cultural, presta a freír en su sartén toda oportunidad, vale un potosí que el ariete rebelde que tanto molestara se someta a un público mea culpa, pues recupera un patrón fundamental de guerra fría. ¿Lleva hash la pipa de la paz que se fuma Joaquín a estas alturas? ¿Es demasiado gris el traje que se ajusta y a toda costa busca rasgar la vestidura? ¿No se ha enterado de que esos “jóvenes manifestantes” que dice apoyar son clientes, en tenaz competencia y conducta dócil, de la maquinaria hegemónica que tanto fustigó? ¿Es ya un autoestopista debajo de la lluvia? ¿Atraviesa en Kawazaki por un cuadro del Greco? ¿Hace caso, por fin, a los que dicen “Eh, Sabina, ten cuidado con la revolución, que contamina”?


Al cambiar, no de palo pa’ rumba, sino de reguetón pa’ tángana, el ya septuagenario cantautor se deja usar como cola de ratón (ideológico) y olvida que es aún cabeza de león del sentimiento de quienes escuchamos sus canciones sin que gane el cansancio. Y es lamentable que no entienda que la propaganda que lo manipula no asume, ni respeta siquiera sus ideas, su tropología raigal, siempre ingeniosa; solo aprovecha para usarlo como ariete de facto y dejarlo enseguida en el trastero.


“¿Lleva hash la pipa de la paz que se fuma Joaquín a estas alturas? (…) ¿No se ha enterado de que esos “jóvenes manifestantes” que dice apoyar son clientes, en tenaz competencia y conducta dócil, de la maquinaria hegemónica que tanto fustigó?”.


Como ha ocurrido con otros, no importa ya qué diga, o qué vuelva a decir. Sus admiradores lo son, o lo somos, por la intensidad emocional de las composiciones que trascienden ese tipo de boutade torpe, clientelista de la popularidad efímera. Así es el mundo de la propaganda que usa al individuo en calidad de modelo para marcas y no de ciudadano, o de persona. Y acaso el “resbalón” (que no es el primero y acaso no sea el último, pues aún más larga vida le deseo) tenga que ver, precisamente, con la estrategia promocional de ese documental que necesitan poner en la palestra pública. No sé si entre las suyas se encuentra la canción más hermosa del mundo, con que sean sencillamente hermosas basta. Tampoco sé, ni me interesa, si lo sonsacan o no con esas declaraciones que a sí mismo desdicen. El acto es más vertiginoso que el decirlo; eh, Sabina: “¡Ya eyaculé!”.


De modo que, como dijera Roque Dalton, el ser social juega ping-pong con la conciencia de uno, sobre todo en invierno.



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“La agenda de curso no ha cambiado, sino los elementos del tablero”.


Ninguno de esos medios de prensa se hizo eco, anteriormente, de las ideas de ruptura de Sabina y cedió solo a su aplastante popularidad, cuidándose muy bien de tomarla por el brillo y no por la expresión. Hoy, en vísperas de un documental que recorre su vida, vuelve al show programado para fustigar a la Revolución cubana. Curiosamente, la mayoría de esas agencias corporativas de la información parecen “perdonarle” lo que antes fuera imperdonable para ellas: ser amigo de Fidel Castro y la Revolución cubana. La agenda de curso no ha cambiado, sino los elementos del tablero. Y ese Sabina maestro del ingenio se pasa por el mismísimo título del documental aquello de que amores que matan nunca mueren.


Para la propaganda de guerra cultural, presta a freír en su sartén toda oportunidad, vale un potosí que el ariete rebelde que tanto molestara se someta a un público mea culpa, pues recupera un patrón fundamental de guerra fría. ¿Lleva hash la pipa de la paz que se fuma Joaquín a estas alturas? ¿Es demasiado gris el traje que se ajusta y a toda costa busca rasgar la vestidura? ¿No se ha enterado de que esos “jóvenes manifestantes” que dice apoyar son clientes, en tenaz competencia y conducta dócil, de la maquinaria hegemónica que tanto fustigó? ¿Es ya un autoestopista debajo de la lluvia? ¿Atraviesa en Kawazaki por un cuadro del Greco? ¿Hace caso, por fin, a los que dicen “Eh, Sabina, ten cuidado con la revolución, que contamina”?


Al cambiar, no de palo pa’ rumba, sino de reguetón pa’ tángana, el ya septuagenario cantautor se deja usar como cola de ratón (ideológico) y olvida que es aún cabeza de león del sentimiento de quienes escuchamos sus canciones sin que gane el cansancio. Y es lamentable que no entienda que la propaganda que lo manipula no asume, ni respeta siquiera sus ideas, su tropología raigal, siempre ingeniosa; solo aprovecha para usarlo como ariete de facto y dejarlo enseguida en el trastero.


“¿Lleva hash la pipa de la paz que se fuma Joaquín a estas alturas? (…) ¿No se ha enterado de que esos “jóvenes manifestantes” que dice apoyar son clientes, en tenaz competencia y conducta dócil, de la maquinaria hegemónica que tanto fustigó?”.


Como ha ocurrido con otros, no importa ya qué diga, o qué vuelva a decir. Sus admiradores lo son, o lo somos, por la intensidad emocional de las composiciones que trascienden ese tipo de boutade torpe, clientelista de la popularidad efímera. Así es el mundo de la propaganda que usa al individuo en calidad de modelo para marcas y no de ciudadano, o de persona. Y acaso el “resbalón” (que no es el primero y acaso no sea el último, pues aún más larga vida le deseo) tenga que ver, precisamente, con la estrategia promocional de ese documental que necesitan poner en la palestra pública. No sé si entre las suyas se encuentra la canción más hermosa del mundo, con que sean sencillamente hermosas basta. Tampoco sé, ni me interesa, si lo sonsacan o no con esas declaraciones que a sí mismo desdicen. El acto es más vertiginoso que el decirlo; eh, Sabina: “¡Ya eyaculé!”.


De modo que, como dijera Roque Dalton, el ser social juega ping-pong con la conciencia de uno, sobre todo en invierno.


viernes, noviembre 04, 2022

Joan Manuel Serrat en Cuba.

 De los articulos Te despediras de nosotros en Cuba? y Serrat en Cuba,el año de su presentacion

Uno de los lugares esperanzados por ver al autor de Penélope antes de que se retire es Cuba, donde ha escrito intensas páginas de su carrera musical y tiene muchos seguidores. Hace ya más de dos décadas de su última presentación en La Habana.

La conexión del público cubano con Serrat y viceversa comenzó a fraguarse desde muy temprano. En mayo de 1973 el cantautor español aterrizó por primera vez en La Habana. Entonces estaba a punto de cumplir treinta años, era uno de los referentes de la nueva canción catalana, una generación que enfrentó con su arte identitario al dictador Francisco Franco. Por si fuera poco Joan Manuel ya tenía en su haber discos como Mediterráneo y puso su voz y música para desempolvar en un par de álbumes imprescindibles poemas de Antonio Machado y Miguel Hernández.

Serrat se presentó con sus músicos en el teatro Amadeo Roldán, en La Habana, en conciertos abarrotados. 

Serrat en el anfiteatro del Parque Lenin. Imagen tomada de Cuba Material

Hizo otros recitales en Santiago de Cuba y en Camagüey, respectivamente. Llegó hasta un campamento cañero. Durante el día cortó caña junto a los macheteros y, a la noche, a guitarra limpia, regaló canciones a sus compañeros cubanos de faena. 


Cuya palma real citará en la canción “De árbol a árbol”, nuevamente a través de su acercamiento a la poesía del uruguayo Mario Benedetti. Serrat actúa en campamentos cañeros. Conversa con los trabajadores y se estrena como machetero. Se deja llevar por una pequeña comitiva cubana que le sirve de guía. En el albergue de la brigada Héroes de Bolivia canta a Atahualpa Yupanqui y “El testament d’Amèlia”, que había grabado en su disco Cançons tradicionals. También sorprende con una versión de “Na Catalina da Plaça”, un tema popular humorístico mallorquín que el grupo Los Bohemios había grabado en 1966. De la cosecha propia canta “Si la muerte pisa mi huerto” y “Aquellas pequeñas cosas”.

Para despedirse de esa primera gira por Cuba volvió, el 18 de mayo, al Amadeo Roldán y la televisión cubana transmitió en vivo la función.

Antes de su regreso a Madrid pudo charlar con Nicolás Guillén para despedirse de la comitiva oficial que le había acompañado y agasajado, especialmente del Consejo Nacional de Cultura. 

A partir de ahí fueron frecuentes De sus visitas a Cuba y la relación afectuosa con cubanas y cubanos. Ya lo había anunciado en su tema Vagabundear: «No me siento extranjero en ningún lugar, /donde haya lumbre y vino tengo mi hogar. /Y para no olvidarme de lo que fuí,/ mi patria y mi guitarra las llevo en mí…»

Joan Manuel Serrat. Argentina, 2015. Foto: Kaloian Santos.

    A Cuba retorna para actuar,En marzo de 1978, ya exiliado en México, escogió a La Habana como punto de partida para una gira por Latinoamérica. Entre las canciones de su repertorio incluyó el poema “No sé por qué piensas tú”, de Nicolás Guillén, con música del argentino Horacio Guarany. En noviembre de 1982 fue una de las principales figuras del Primer Festival Internacional de la Nueva Canción,en Varadero.

Joan Manuel Serrat en concierto sinfónico. Argentina, 2019. Foto: Kaloian Santos.

En 1984 en una nueva gira por América Latina, el catalán pasó por Cuba. Al año siguiente compartió en un estudio de grabación con Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Ana Belen, Víctor Manuel, Miguel Ríos y Luis Eduardo Aute. Fue en la grabación del disco Querido Pablo, donde Serrat interpreta a dúo con Milanés «Yo pisaré las calles nuevamente».

En 1997, tras diez años de ausencia y como parte de su gira A vuelo de pájaro, se presentó en Varadero y en el teatro Karl Marx. En esa visita aprovechó para reencontrarse con viejos amigos y pasear por la ciudad. En una de las escapadas entró a una barbería de La Habana Vieja, se afeitó y posó con los barberos para una foto. Esa instantánea se convirtió en el año 2000 en la tapa de Cansiones (así con s) o Tarres Serrat, como es conocido el vigesimoséptimo álbum de Joan Manuel Serrat.

La admiración por el catalán y la impronta de su obra, fueron motivos suficientes para que, en 2005, una larga lista de músicos cubanos lo homenajearan y grabaran “Cuba le canta a Serrat”, un disco doble con versiones de los temas de Serrat en varios géneros. En 2007 se lanzó otro disco doble que incluyó a nuevos músicos criollos. En la lista de ambos materiales están, entre otros, Omara Portuondo, Ibrahim Ferrer, Santiago Feliú, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Chucho Valdés, Frank Fernández, Tata Güines, las orquestas Los Van Van, Pupy y los que son son, Pancho Amat y su cabildo del son, La Aragón, Bamboleo, Adalberto Alvares y su son y La Charanga Habanera.

Joan Manuel Serrat en el teatro Gran Rex. Buenos Aires, 2015. Foto: Kaloian Santos.

En el año 2015, a propósito de celebrar el medio siglo con la música, Serrat presentó «Antología desordenada», cuatro discos donde comparte cincuenta de sus canciones con artistas de varias partes del mundo, entre ellos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. A su paso por Argentina tuve la oportunidad de preguntarle sobre su relación con Cuba y de la posibilidad, por entonces, de volver a actuar para el público cubano.

“¡Por supuesto que me encantaría que Cuba estuviera incluida en esta gira!”, exclamó emocionado, quien enfatizó sus deseos al declarar que le “gustaría muchísimo” coordinar algún concierto en La Habana pero “la infraestructura no siempre es fácil de conseguir”, dijo.

Joan Manuel Serrat. Argentina, 2019. Foto: Kaloian Santos.

Acto seguido expresó: «Si bien en este disco hay dos cubanos, podrían haber estado muchos más. Mi amistad con los artistas cubanos no se circunscribe solo a los de la trova, sino también a una gran cantidad de músicos de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Cuba es uno de los lugares en el mundo donde existe una densidad de artistas por metro cuadrado superior a la del resto de la humanidad».

Por ese amor mutuo entre Joan Manuel Serrat y los cubanos, vale la pena comenzar a tocar todas las puertas que haya que tocar para ver si Cuba forma parte de la gira de despedida “El vicio de cantar 1965-2022″.



Las botas de Serrat




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cabezal amaury perez columna cronica de amaury grande

Corría 1973. El cantautor catalán Joan Manuel Serrat se presentó en Cuba por primera vez. Durante tres noches consecutivas, en un colmado teatro Amadeo Roldán, nos regaló sus magníficas canciones. A la sazón, Joan Manuel gozaba de unos soberbios 29 años, y ofrecía un espectáculo elegante, intenso, con músicos acompañantes vestidos de esmoquin, mientras estrenaba en cada función camisas de seda rosa pálido, pantalones de terciopelo rojo vino, cintos de plata y charol, y relucientes botines de cabritilla negra. Llevaba el cabello por los hombros y sus fanáticos, que éramos muchos, nos volvimos locos con su concierto de luces precisas, sonido perfecto y poéticos diálogos porque nos venía a demostrar, o al menos a mí, que para componer y entonar aquellas increíbles e inteligentes tonadas no era necesario convocar el desaliño y la solemnidad.

Por esa época yo transitaba los diecinueve, y conseguí las entradas para los conciertos a través de mis padres. Con el paso de las horas y de camino al teatro, lo recuerdo claramente, la ansiedad por escucharlo en directo se hacia destino.

Algunos cantautores cubanos organizaron, un par de días antes de su debut habanero, un pequeño encuentro con él en la Escuela Nacional de Arte al que no fui convidado. En cierto modo me alegré porque no resultó muy ameno como más tarde me comentaron bajito. No lo conocí personalmente entonces.

En 1974 regresó. El cantautor Carlos Puebla me llevó a su camerino en las horas previas a su primer concierto de la temporada para presentármelo. Juro que no se lo pedí, pero acepté gustosísimo la invitación. Por aquellos abriles yo apenas había grabado un par de temas y me sentía entre ambos como una hormiga daltónica en un circo de tornasolados elefantes. Recuerdo a Serrat sonriente lustrando sus botas con un artefacto que no había visto en la vida; un pomo plástico con una esponja en la punta que al apretarse soltaba un chorro de tinta oscura que lavaba y secaba la piel casi al unísono. ¿Y dónde estará la lata de betún?, me pregunté desconcertado hurgando el entorno de soslayo.

Con el primer intercambio de miradas hicimos química. Fue amable conmigo y se comportó curioso y solícito. Permanecí allí turbado, tímido, y economicé las palabras, tartamudo, con la mente confusa. Joan Manuel, inesperadamente, me soltó: “¿Qué que vas a hacer después del concierto?, porque si no tienes nada mejor que te ocupe, te invito a cenar al hotel y conversamos un rato”. ¡Por poco me desmayo! Las canciones de Serrat, y su talante de galán mediterráneo, formaban parte de mi selecto equipaje sonoro y sentimental desde hacía mucho, la perspectiva de una plática con él, de tú a tú, me acercó al colapso nervioso. “Espérame en el escenario al final y nos vamos juntos”, agregó.

Nos fuimos al hotel Habana Libre, lugar donde se hospedaba, en un Chevrolet 59 de imponente tamaño. El Habana Libre está en El Vedado, L entre 23 y 25 para ser preciso. Yo, por entonces vivía con mi madre y mis hermanos en 25 y B, por lo tanto mi casa estaba a siete cuadras de distancia del mismo. Pidió de cenar en la habitación. ¡Una bacanal de sabores desconocidos u olvidados! Jamás había entrado al Habana Libre, así que fue una experiencia triplemente impactante y satisfactoria: Serrat, el hotel y la comelata con whiskey incluido. Para un joven que solo conocía el aguardiente Coronilla, el etílico detalle fue significativo.

Tuvimos una larga, amena y distendida charla que selló nuestra amistad hasta el día de hoy. Antes de partir, ya bien entrada la madrugada, me quiso hacer un regalo que en principio rechacé: ¡Uno de sus pares de botas! No quería aceptarlas pues me moría de vergüenza. “¡Pruébatelas, y si te sirven son tuyas!”, insistió y me las alcanzó.

Deseé ponérmelas. Me senté avergonzado, de espaldas a él, en el sofá de su suite porque pretendí ocultar ante sus ojos, como si no los hubiera visto antes, mis sucios y raídos tenis de campaña. Fue un momento perfecto, dramático, de incalculable intensidad, pero ¡Yo calzo el 11 y Serrat el 7 ymedio! Así y todo pensé en las hermanastras de Cenicienta, siempre sentí por ellas cierto cariño, y no me explico como metí, como se dice popularmente, ¡La Habana en Guanabacoa!. A Juanito le dije que me quedaban “pintadas”, mientras mis pies se suicidaban perdiendo la forma con los segundos. Antes de que notara mi agonía, lo despedí con un abrazo, y partí, con el mejor talante posible dadas las circunstancias, amoldando al suelo las botas de cabritilla negra de Joan Manuel.

Una vez en la calle, intentando burlar el pavimento, sentí en los juanetes y el dedo gordo un ardor naciente, primigenio, un insoportable dolor después, y en instantes, ya caminaba renqueando a paso de tortuga intentando ajustar la marcha con extremo cuidado. Al fin llegué a nuestro apartamento y llamé a la puerta; me abrió mi madre que, al advertir mi rostro desencajado, me preguntó alarmada: “¿Amaurito, qué te pasa, mi hijo?”. Por toda respuesta le señalé las botas. “¡Por Dios!: ¿A quién se las robaste?”, fue su lacónica pregunta. “Tus pies parecen los de una concubina japonesa, vamos a quitártelas” —replicó conmovida—, “ya me dirás después de donde salieron”.

Cuando por fin me liberó de aquella tortura peletera, mis extremidades estaban entumecidas, rotas, ampolladas, sangrantes. Evité argumentarle los pormenores de la insólita adquisición, y tardé semanas en volver a caminar con normalidad.

Nunca más quise, ni pude, ponerme las botas, pero aún las conservo, cuarteadas y ebrias de moho, como tangible recuerdo de aquella noche memorable donde el gran Joan Manuel Serrat y yo compartimos afecto, generosidad… ¡Y calzado!

joan manuel serrat 1973 foto
En Video, Joan Manuel Serrat en Cuba (1973)

martes, noviembre 01, 2022

Declaración de la comisión Aponte de la UNEAC


Un hecho insólito acaeció recientemente en la ciudad de Holguín. Según refieren testimonios que circulan en las redes sociales, un grupo de jóvenes, salieron a la calle luego de celebrar Halloween en un espacio que alquilaron, en el momento final de su fiesta, se fueron a la vía pública encapuchados de blanco con las insignias del KKK y una cruz, con gritos agresivos y provocadores como “¿Dónde están los negros?”.


Nuestra sociedad no puede permitir que se actúe de esa manera, impunemente, y en nombre de la libertad de expresión. Nuestra Comisión Aponte, integrada por escritores, artistas e investigadores de todo el país, condena enérgicamente la conducta racista y éticamente detestable de los organizadores y participantes en esa manifestación que nada tiene que ver con nuestra cultura e identidad y mucho menos con los valores que preconizamos en la construcción de una sociedad mejor.


Exigimos las responsabilidades penales que merecen, a los organizadores y participantes en ese acto de violencia, por violar el derecho de igualdad, previsto y sancionado en el Código Penal.


Como pueblo, con una identidad en constante proceso de asimilación de nuevas influencias foráneas, a la vez que cada vez aportamos más, desde la cultura cubana, a la cultura universal y a la de distintos pueblos cercanos y distantes, conscientes de que la globalización es un proceso objetivo de la civilización, no condenamos la festividad de Halloween; sin embargo refirmamos que no forma parte de nuestro acervo cultural, que, de ella, podemos integrar lo que se identifique con nuestros hábitos, costumbres y tradiciones, como ha sucedido con otras manifestaciones culturales de los más diversos orígenes, incluyendo el anglosajón.


No copiemos al calco y a la fuerza, una festividad que no forma parte de nuestra idiosincrasia. Del norte anglosajón nos llegaron muchos aportes culturales que asimilamos y transculturamos a nuestra manera.


Hoy somos creadores de un Jazz latino y un Jazz cubano, que no surgió en Nueva Orleans sino en nuestros salones. Cultivamos el filin que no es exactamente el feeling. Tenemos un Rap cubano y una cultura Hip Hop no copiada de Nueva York, sino nacida del sentimiento de nuestros barrios citadinos. Nuestro rodeo en los campos cubanos, no son de cowboys rubios con sombreros tejanos, sino de guajiros con sombreros de yarey, curtidos por el sol del trópico. No podemos autocolonizarnos. Tenemos una cultura fuerte y rica, que es espada y escudo de la nación y que tenemos y debemos salvar, para salvarnos como nación y como pueblo.


Tampoco se debe mezclar una festividad, sea cual fuera su origen, con el odio racial. Halloween, aunque no nuestra, no es una tradición racista y es un acto de lesa cultura, empañarla con una felonía como la ocurrida.


No tenemos en Cuba varios pueblos, ni somos multiétnicos, somos etnológicamente un solo pueblo: el cubano, y antropológicamente, un etnos-nación. Somos genética y culturalmente mestizos, somos inclusivos y nuestra diversidad fenotípica nos hace diversos en la apariencia, pero somos únicos en nuestra esencia.


El racismo, aunque históricamente presente en los cuatro siglos coloniales y los 60 años de neocolonia, no es compatible con el proyecto de nación que iniciamos en 1868 ni con nuestra esencia mestiza. En los últimos 63 años de nuestra evolución histórica construimos una nueva sociedad, que pretende un hombre y una mujer nuevos y el socialismo es incongruente con el racismo y con cualquier forma de discriminación.


Son intolerables y repudiables, actos de discriminación y odio en una sociedad que construimos con amor, fraternidad y unidad.


Comisión Aponte

30 de octubre de 2022



"Canta Camarada"Jose Zeca Alfonso(LP 1975)