jueves, julio 27, 2006

Cancionero de Violeta Parra


Gracias a la vida.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

(1964-1965)


Que dirá el Santo Padre(o el santo padre)

Miren cómo nos hablan
de libertad
cuando de ella nos privan
en realidad.
Miren cómo pregonan
tranquilidad
cuando nos atormenta
la autoridad.

¿Qué dirá el Santo Padre
que vive en Roma,
que le están degollando
a su paloma?


Miren cómo nos
hablan del paraíso
cuando nos llueven balas
como granizo.
Miren el entusiasmo
con la sentencia
sabiendo que mataban
a la inocencia.

El que ofició la muerte
como un verdugo
tranquilo está tomando
su desayuno.
Con esto se pusieron
la soga al cuello,
el quinto mandamiento
no tiene sello.

Mientras más injusticias,
señor fiscal,
más fuerzas tiene mi alma
para cantar.
Lindo segar el trigo
en el sembrao,
regado con tu sangre
Julián Grimau.


(1960-1963)



YO Canto a la diferencia


Yo canto a la chillaneja
si tengo que decir algo
y no tomo la guitarra
por conseguir un aplauso.
Yo canto la diferencia
que hay de lo cierto a lo falso.
De lo contrario, no canto.

Les voy a hablar en seguida
de un caso muy alarmante:
atención al auditorio
que va a tragarse el purgante,
ahora que celebramos
el dieciocho más galante
la bandera es un calmante.

Yo paso el mes de septiembre
con el corazón crecido
de pena y de sufrimiento
del ver mi pueblo afligido.
El pueblo amando a la patria
y tan mal correspondido.
El emblema por testigo.

En comandos importantes
juramento a la bandera.
Sus palabras me repican
de tricolor las cadenas,
con alguaciles armados
en plazas y en alamedas
y al frente de las iglesias.

Los ángeles de la guarda
vinieron de otro planeta
porque su mirada turbia
su sangre de mala fiesta
profanos suenan tambores
clarines y bayonetas
dolorosa la retreta.

Afirmo, señor ministro,
que se murió la verdad.
Hoy día se jura en falso
por puro gusto, no más.
Engañan al inocente
sin ni una necesidad,
y arriba la libertad.

Ahí pasa el señor vicario
con su palabra bendita.
¿Podría, su Santidad,
oírme una palabrita?
Los niños andan con hambre,
les dan una medallita,
o bien una banderita.

Por eso, su Señoría,
dice el sabio Salomón,
hay descontento en el cielo,
en Chuqui y en Concepción.
Ya no florece el copihue
y no canta el picaflor.
Centenario de dolor.

Un caballero pudiente
agudo como un puñal
me mira con la mirada
de un poderoso volcán
y con relámpagos de oro
desliza su Cadillac.
¡Y viva la libertad!

De arriba alumbra la luna
con tan amarga verdad
la vivienda de la Luisa
que espera maternidad.
Sus gritos llegan al cielo.
Nadie la habrá de escuchar
en la fiesta nacional.

No tiene fuego la Luisa,
ni lámpara, ni pañal.
El niño nació en las manos
de la que cantando está.
Por un reguero de sangre
mañana irá el Cadillac.
¡Y viva la libertad!

La fecha más resaltante,
la bandera nacional.
La Luisa no tiene casa.
La parada militar.
Y si va al parque la Luisa
¿Adónde va a regresar?
Cueca amarga militar.

Yo soy a la chillaneja,
señores, para cantar.
Si yo levanto mi grito
no es tan sólo por gritar.
Perdóneme el auditorio
si ofende mi claridad.
Cueca larga militar.

(1954-1957)


Arauco tiene una pena (o Levántante Huenchullán)
Arauco tiene una pena
que no la puedo callar,
son injusticias de siglos
que todos ven aplicar,
nadie le ha puesto remedio
pudiéndolo remediar.
Levántate, Huenchullán.

Un día llega de lejos
Huescufe conquistador,
buscando montañas de oro,
que el indio nunca buscó,
al indio le basta el oro
que le relumbra del sol.
Levántate, Curimón. .

Entonces corre la sangre,
no sabe el indio qué hacer,
le van a quitar su tierra,
la tiene que defender,
el indio se cae muerto,
y el afuerino de pie.
Levántate, Manquilef

Adónde se fue Lautaro
perdido en el cielo azul,
y el alma de Galvarino
se la llevó el viento Sur,
por eso pasan llorando
los cueros de su kultrún.
Levántate, pues, Callfull.

Del año mil cuatrocientos
que el indio afligido está,
a la sombra de su ruca
lo pueden ver lloriquear,
totora de cinco siglos
nunca se habrá de secar.
Levántate, Callupán.

Arauco tiene una pena
más negra que su chamal,
ya no son los españoles
los que les hacen llorar,
hoy son los propios chilenos
los que les quitan su pan.
Levántate, Pailahuán.

Ya rugen las votaciones,
se escuchan por no dejar,
pero el quejido del indio
¿por qué no se escuchará?
Aunque resuene en la tumba
la voz de Caupolicán,
levántate, Huenchullán.

(1960-1963)


Qué he sacado con quererte


¿Qué he sacado con la luna, ay ay ay,
que los dos miramos juntos, ay ay ay,
qué he sacado con los nombres, ay ay ay,
estampados en el muro ay ay ay?
Como cambia el calendario, ay ay ay,
cambia todo en este mundo, ay ay ay.
Ay ay ay
ay.

¿Qué he sacado con el lirio, ay ay ay,
que plantamos en el patio, ay ay ay?,
no era uno el que plantaba, ay ay ay,
eran dos enamorados, ay ay ay.
Hortelano, tu plantío, ay ay ay,
con el tiempo no ha cambiado, ay. ay ay.
Ay ay ay
ay.

¿Qué he sacado con la sombra, ay ay ay
del aromo por testigo, ay ay ay,
y los cuatro pies marcados, ay ay ay,
en la orilla del camino, ay ay ay?
¿Qué he sacado con quererte, ay ay ay,
clavelito florecido, ay ay ay?
Ay ay ay
ay.

Aquí está la misma luna, ay ay ay,
y en el patio el blanco lirio, ay ay ay,
los dos nombres en el muro, ay ay ay,
y tu rostro en el camino, ay ay ay.
Pero tú, paloma ingrata, ay ay ay,
ya no arrullas en mi nido, ay ay ay.
Ay ay ay
ay.

(1964-1965)
Los pueblos americanos

Mi vida, los pueblos americanos,
mi vida, se sienten acongojados,
Mi vida, porque los gobernadores,
mi vida, los tienen tan separados.

Cuándo será ese cuando,
señor fiscal,
que la América sea
sólo un pilar.

Sólo un pilar, ay sí,
y una bandera,
que terminen los líos
en las fronteras.

Por un puñao de tierra
no quiero guerra.

(1964-1965)



o te quiero sino porque te quiero
(o Te quiero sólo porque a ti te quiero)


(Pablo Neruda - Violeta Parra)

(Soneto LXVI de ”Cien sonetos de amor” (1959))



No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.


(1957-1960)



Paloma ausente


(Violeta Parra)

[Cancionero de Ángel Parra]


Cinco noches que lloro por los caminos,
cinco cartas escritas que lleva el viento,
cinco pañuelos negros son los testigos
de los cinco dolores que llevo adentro.

Paloma ausente,
blanca paloma:
rosa naciente.


Paso lunas enteras mirando al cielo
con un solo deseo en el pensamiento:
quién no descendería a mi palomita,
la que viene'escondida en los elementos.

Dice un papel escrito con tinta verde,
que teniendo paciencia todo se alcanza.
Una que bien la tuvo salió bailando
de su jardín al arco de las alianzas.

Una jaula del aire viene bajando
con todos sus barrotes de calamina:
todos los pajarillos vienen trinando;
sin embargo, distingo a mi golondrina.

Voy a ponerme un traje de mariposa
mañana cuando llegue mi palomita,
en los dedos banderas de tres colores
y en las pestañas miles de candelillas.

(1964-1965)


http://www.cancioneros.com/index.php?MH=aa.php?NM=232






Violeta Parra

Violeta Parra nació en San Carlos, en la Región de Chillán, al sur de Chile. Su padre era profesor de música, su madre una campesina guitarrera y cantora. Fueron nueve hermanos que vivieron su infancia en el campo.










A los nueve años se inició en la guitarra y el canto; a los doce compuso sus primeras canciones. Tiene una formación de profesora en la Escuela Normal de Santiago. En esa época ya compone boleros, corridos, y tonadas. Trabaja en circos, bares, quintas de recreo, y pequeñas salas de barrio.


En 1952 se casa con Luis Cereceda. De este matrimonio nacen Isabel y Angel, con los cuales más tarde realizará gran parte de su trabajo musical.

retrato

A partir de 1952, Violeta, impulsada por su hermano Nicanor Parra, empieza a recorrer zonas rurales grabando y recopilando música folklórico. Esta investigación la hace descubrir la poesía y el canto popular de los más variados rincones de Chile. Elabora así una síntesis cultural chilena y hace emerger una tradición de inmensa riqueza hasta ese momento escondida. Es aquí donde empieza su lucha contra las visiones estereotipadas de América Latina y se transforma en recuperadora y creadora de la auténtica cultura popular.


Compone canciones, décimas, música instrumental. Es pintora, escultora, bordadora, ceramista, con "lo que hay" , pasando a la medida de su humor de una técnica o género creativo otro.


En 1954 Violeta Parra viaja invitada a Polonia, recorre la Unión Soviética y Europa permaneciendo dos años en Francia. Graba aquí sus primeros LP con cantos folklóricos y originales. Tiene contactos con artistas e intelectuales europeos, regresando a Chile para continuar su labor creadora. En 1958 incursiona en la cerámica y comienza a bordar arpilleras. Viaja al norte invitada por la universidad donde organiza recitales, cursos de folklore, escribe y pinta. De regreso a Santiago Violeta expone sus sus óleos en la Feria de Artes Plásticas al aire libre. Durante los arlos siguientes Violeta continúa en su trayectoria, incansable.









arpillera-afiche

En 1961 Violeta inicia una gira con sus hijos invitada al Festival de la Juventudes en Finlandia. viajan por la URSS, Alemania, Italia y Francia donde permanecen en Paris por tres años. Actúan en boítes del barrio latino y programas para radio y televisión. ofrecen recitales en UNESCO, Teatro de las Naciones Unidas. Realizando una serie de conciertos en Ginebra y exposiciones de su obra plástica. En 1964 expone las arpilleras, óleos, en el Pavillon de Marsan, logrando así ser la primera artista latinoamericana que exhibe individualmente.

En 1965 viaja a Suiza donde filma un documental que la muestra en toda su magnitud. Retorna a Chile y canta con sus hijos en la Peña de Los Parras, en la calle Carmen 340 en Santiago, Inaugura el Centro de Arte en una carpa; graba discos de música instrumental. Viaja a Bolivia en 1966, ofrece conciertos en regiones del sur de Chile, continúa grabando acompañada de sus hijos. Regresa a Santiago para continuar su trabajo en La Carpa, escribiendo allí sus últimas canciones...
Se suicida en su carpa de La Reina, a los cincuenta años de edad.


Referente a la obra plástica de Violeta:








Está principalmente formada por Arpilleras y Oleos realizados sobre tela, madera, y cartón. Los temas son cotidianos: familia, recuerdos de infancia, pasajes de la historia. Fueron creadas por Violeta entre los años 1954 y 1965 en Santiago, Buenos Aires, Paris, y Ginebra y han sido expuestas en varios museos del mundo.

'






'Hoy día todas ellas son patrimonio de La Fundación Violeta Parra, creada por sus herederos para rescatar, preservar, y de esta artista universal.
http://www.violetaparra.scd.cl/biografa.htm

El Mundial de Zidane



En el escenario de la cordura, un ataque de locura...



Eduardo Galeano


Brecha



En el escenario de la cordura, un ataque de locura.



En un templo consagrado a la adoración del fútbol y al respeto de sus reglas, donde la Coca-Cola regala felicidad, Master Card otorga prosperidad y Hyundai brinda velocidad, se disputan los últimos minutos del último partido del campeonato mundial.



Éste es, también, el último partido del mejor jugador, el más admirado, el más querido, que está diciendo adiós al fútbol. Los ojos del mundo están puestos en él. Y súbitamente este rey de la fiesta se convierte en un toro furioso y embiste a un rival y lo voltea, de un cabezazo en el pecho, y se va.



Se va echado por el árbitro y despedido por la rechifla del público, que iba a ser una ovación. Y no sale por la puerta grande, sino por el triste túnel que conduce a los vestuarios.



En el camino, pasa junto a la copa de oro reservada al equipo campeón. Él ni la mira.



* * *




Cuando este Mundial empezó, los expertos dijeron que Zinedine Zidane estaba viejo.



Mariano Pernía, el argentino que juega en la selección española, comentó:



—Viejo es el viento, y sigue soplando.



Y Francia derrotó a España y Zidane fue, en ese partido y en los partidos siguientes, el más joven de todos.



Después, al fin del campeonato, cuando ocurrió lo que ocurrió, fue fácil atacar al malo de la película. Pero era, y sigue siendo, difícil comprenderlo. ¿Será verdad? ¿No será una pesadilla, un sueño equivocado? ¿Cómo pudo abandonar a los suyos cuando más lo necesitaban? Horacio Elizondo, el árbitro, le sacó la roja con toda razón, pero ¿por qué Zidane hizo lo que hizo?



Según parece, el zaguero italiano Marco Materazzi le ofreció algunos de esos insultos racistas que los energúmenos suelen chillar desde las tribunas de los estadios. Zidane, musulmán, hijo de argelinos, había aprendido a defenderse, allá en la infancia, cuando recibía ataques así en los suburbios pobres de Marsella. Conoce bien esos insultos, pero le duelen como la primera vez; y sus enemigos saben que la provocación funciona. Más de una vez le han hecho perder los estribos de esta sucia manera, y Materazzi no es, que digamos, famoso por su limpieza.



Este Mundial estuvo signado por las consignas que las selecciones enarbolaron, al comienzo de los partidos, contra la peste universal del racismo, y Zidane fue uno de los jugadores que lo hizo posible.



El tema arde. En vísperas del torneo, el dirigente político Jean-Marie Le Pen proclamó que Francia no se reconocía en sus jugadores, porque eran casi todos negros y porque su capitán, el árabe éste, no cantaba el himno. Algún tiempo antes, el entrenador de la selección española, Luis Aragonés, había llamado “negro de mierda” al jugador francés Thierry Henry, y el presidente perpetuo del fútbol sudamericano, Nicolás Leoz, presentó su autobiografía diciendo que él había nacido “en un pueblo donde vivían quinientas personas y tres mil indios”.



* * *




Pero, ¿se puede reducir a un insulto, o a varios insultos, esta tragedia del ganador que elige ser perdedor, el astro que renuncia a la gloria cuando la está rozando con la mano?



Quizás, quién sabe, esa loca embestida fue, aunque Zidane no lo quisiera ni lo supiera, un rugido de impotencia.



Quizás fue un rugido de impotencia contra los insultos, los codazos, las escupidas, las pataditas arteras, las simulaciones de los expertos en revolcones, maestros del ay de mí, y contra las artes de teatro de los farsantes que te matan y ponen cara de yo no fui.



O quizás fue un rugido de impotencia contra el éxito arrollador del fútbol feo, contra la mezquindad, la cobardía y la avaricia del fútbol que la globalización, enemiga de la diversidad, nos está imponiendo. Al fin y al cabo, a medida que el campeonato avanzaba, se iba haciendo cada vez más claro que Zidane no era de este circo. Y sus artes de magia, su señorío, su melancólica elegancia, merecían el fracaso, así como el mundo de nuestro tiempo, que fabrica en serie los modelos del éxito, merecía este mediocre campeonato mundial.



* * *




Y de alguna manera también se puede decir que Italia merecía la copa, porque todas las selecciones, quien más, quien menos, jugaron a la italiana y con el mismo esquema de juego, línea de cuatro atrás, defensa cerrada y goles robados por contraataque.



Se impuso Italia, como tenía que ser. Al fin y al cabo, el cerrojo, el catenaccio, le ha dado muchos bostezos, pero también le ha dado cuatro trofeos mundiales. Y a lo largo de esta cuarta victoria sólo recibió dos goles, uno en contra y otro de penal, y en la retaguardia, no en la vanguardia, tuvo sus mejores jugadores: Buffon, arquero, y Cannavaro, zaguero.



Ocho jugadores de la Juventus llegaron a la final en Berlín: cinco jugando por Italia y tres por Francia. Y se dio la casualidad de que la Juventus era la escuadra más comprometida en los chanchullos que se destaparon poco antes del Mundial. De las “manos limpias” a los “pies limpios”: la justicia italiana parecía decidida a mandar al exilio, a la serie B y a la serie C, a los clubes más poderosos, incluyendo a la Lazio, a la Florentina y al Milan del virtuoso Silvio Berlusconi, que practicó el fraude y la impunidad en el fútbol, en los negocios y en el gobierno. Los jueces comprobaron toda una colección de trapisondas, compra de árbitros, compra de periodistas, falsificación de contratos, adulteración de balances, reparto de posiciones en la liga italiana, manipulación de los programas de la tele…



Un ministro del gobierno anunció la amnistía si Italia ganaba el Mundial. Italia ganó. ¿Quedará todo en la nada, una vez más y como siempre? A Zidane el juez lo echó por mucho menos.



* * *




Alguien, no sé quién, supo resumir así esta copa 2006:



—Los jugadores tienen una conducta ejemplar. No beben, no fuman, no juegan.



Los que de vez en cuando embocaban al arco, no jugaban lindo, y los que jugaban lindo nunca embocaban al arco. Toda África quedó afuera, desde temprano, y al rato nomás también marchó al exilio toda América Latina.




El campeonato mundial se convirtió en una eurocopa.



Los resultados recompensaban esto que ahora llaman sentido práctico: altos muros defensivos y adelante algún goleador, un Llanero Solitario, implorando un favorcito de Dios. Como suele ocurrir en el fútbol y en la vida, pierde el que mejor juega y gana el que juega a no perder.



Los penales ayudaron a la injusticia. Hasta 1968, los partidos difíciles se definían al vuelo de una moneda. De alguna manera, así sigue siendo. Concluido el alargue, los penales se parecen demasiado al capricho del azar. Argentina fue más que Alemania y Francia más que Italia, pero unos pocos segundos pudieron más que dos horas de juego y Argentina tuvo que volverse a casa y Francia perdió la copa.



* * *




Poca fantasía se vio. Los artistas dejaron lugar a los levantadores de pesas y a los corredores olímpicos, que al pasar pateaban una pelota o un rival.



Tan aburrido resultó el Mundial que los dueños del negocio no han tenido más remedio que ponerse a imaginar proyectos para inyectar entusiasmo al decaído espectáculo. Una de las ideas nacidas en el seno de la fifa propone castigar el empate con cero punto. Otra sugiere agrandar los arcos para aumentar los goles. Y otra, si no te gusta la sopa, dos platos, proyectan una copa cada dos años.



Pero el fútbol profesional, espejo del mundo, juega por ganar, no por disfrutar, y el cálculo de costos se burla de estas inútiles piruetas imaginarias de los burócratas que comandan el fútbol mundial.



Menos mal que el fútbol profesional no es todo el fútbol. Basta con asomarse a las calles, a las playas, a los campitos, para comprobar que todavía la pelota puede rodar con alegría.



En el fútbol profesional, el que sale en la tele, poca alegría se ve. Parecemos condenados a la nostalgia del viejo tiempo åde los cinco forwards, y a la triste comprobación de que ahora nos queda uno sólo, y al paso que vamos ni uno quedará: todos atrás, nadie adelante.



Como ha comprobado el zoólogo Roberto Fontanarrosa, el delantero y el oso panda son especies en extinción.

viernes, julio 14, 2006

Consideraciones sobre el Mundial de Futbol

Algunas consideraciones sobre el fútbol y el deporte profesional.

Viene el mundial de futbol
Marcelo Colussi
Rebelión
Ya comienza a vivirse la parafernalia previa al nuevo campeonato mundial de fútbol que estará comenzando en unos pocos meses. Ya desde ahora, y segura
mente con fuerza creciente, la marea futbolística empieza a invadirnos. Tal como están tejidas las cosas, es imposible escapar a ella. Tal como lo es, también, escapar a la creciente fiebre de profesionalismo que ha invadido todos los deportes. En cierta forma la segunda mitad del siglo XX, y por como van las cosas, también el XXI, están marcados por esta tendencia que parece inapelable.

El fútbol, el boxeo, el baquetball, el tenis, todos los deportes olímpicos, e incluso las más modernas e inimaginables expresiones deportivas (los llamados deportes extremos, el montañismo y el físicoculturismo, el rafting o el aladeltismo) todo parece caer bajo el manto de la profesionalización.
¿Por qué el deporte debe ser "profesional"? Así planteado no hay respuestas; sería como preguntarse: ¿por qué debemos tomar Coca-Cola? Son esas cosas que no admiten discusión (¿dónde, cómo y ante quién dar el debate?).

Pero definitivamente debemos seguir interrogándonos y abriendo el debate. El deporte no nació como actividad profesional; ha sido -y en buena medida sigue siendo- un sano esparcimiento, una actividad recreativa. ¿Por qué se llega al profesionalismo? ¿Aporta beneficios su condición de profesional, o no?
Seguramente la gran mayoría de la población mundial, preguntada al respecto, estaría de acuerdo con mantener la situación actual: nos hay dudas que, hoy por hoy y por los motivos que sea, agrada "consumir" deportes.

Pero viéndolo en detalle: consumir espectáculos audiovisuales donde el deporte es la estrella principal, en buena medida: vía televisión. Lo cual no significa que esa tendencia irrefrenable traiga más deporte para toda la población.
La práctica deportiva en tanto desarrollo sistemático de habilidades y destrezas físicas, en tanto recreación sana y promoción de la salud, ocupa indudablemente un lugar importante entre las construcciones humanas; distintas culturas a lo largo de la historia lo supieron, por lo que, en consecuencia, le dieron un estatuto de gran importancia.

Pero ese papel pasó a ser secundario si se lo compara con el peso específico que ha adquirido su profesionalización. El deporte, y quizá el fútbol como el más emblemático entre todos, cada vez más ha devenido 1) gran negocio y 2) instrumento de control social.

En un mundo donde absolutamente todo es mercancía negociable no tiene nada de especial que el deporte, como cualquier otro campo de actividad, sea un producto comercial más, generando ganancias a quien lo promueve. No estamos diciendo que esto, en sí mismo, sea reprochable. Simplemente reafirma la lógica universal que sostiene al mundo moderno, al capitalismo hoy ya absolutamente globalizado y triunfal, donde todo es un bien para el intercambio mercantil: recreación y salud, alimentos o vida espiritual, educación, pornografía, la guerra, la ciencia y las fiestas navideñas, etc.

En este contexto, del que hoy ya nada y nadie pueden escapar, la práctica deportiva ha llegado a perder -al menos en buena medida- su carácter de esparcimiento, de pasatiempo. Continúa siéndolo, sin dudas, pero cada vez más se agiganta la faceta comercial. Lo cual trajo como consecuencia su ultra profesionalización con la aplicación de modernas tecnologías a sus respectivas esferas de acción. Todo lo que, por tanto, ha llevado a su mejoramiento, y sigue haciéndolo con un ritmo vertiginoso, disparando en forma exponencial su excelencia técnica. Día a día se rompen récords, se logran resultados más sorprendentes, se superan límites ayer insospechados.

Pero la pregunta que se abre entonces es respecto al lugar que en todo ello ocupa la población: más bien pasa a ser mera espectadora pasiva (consumidora) de un espectáculo/negocio -montado a nivel internacional- en el que no tiene ninguna posibilidad de decisión; la recreación termina siendo "sentarse a mirar ante un pantalla". Se espera que la final del próximo mundial de Alemania sea el evento visto en la televisión por la mayor cantidad de seres humanos en toda la historia, más que la llegada del primer astronauta a la Luna, más que las exequias del Papa Juan Pablo II.

Todo el mundo, en mayor o menor medida, consume alguna mercadería deportiva -fútbol fundamentalmente, pero hay para todos los gustos-. Ligado cada vez más al ámbito de la comunicación -otro de los campos más dinámicos de la libre empresa moderna- su crecimiento como negocio ha sido fenomenal en estos últimos 50 años. De hecho ha inundado la cultura cotidiana tanto de países ricos como pobres, llegando a todas las clases sociales, a hombres y mujeres, a jóvenes y viejos.

El campo socialista no contribuyó en mucho a disminuir la tendencia a la profesionalización sino que, por el contrario, también la favoreció. El deporte profesional fue un campo más de batalla durante la Guerra Fría, y los disparates humanos a los que llegó la mercantilización capitalista tuvieron su símil (igualmente disparatado) en el mundo socialista. Ser un deportista profesional llegó a ser una forma de seguir alimentando una burocracia omnímoda y privilegios injustificables: un deportista de carrera ya no es un ciudadano común que se divierte el fin de semana corriendo un poco.

Con el rompimiento de marcas y fichajes cada vez más multimillonarios: ¿mejoran las políticas deportivas dedicadas a las masas? ¿En qué medida influye este "circo", convenientemente montado, en la calidad de vida de los habitantes de la aldea global? ¿Promueve acaso una vida más sana, o es una nueva versión -sofisticada- del "pan y circo" romano?.

Aquí se debe profundizar la crítica. El desarrollo del perfeccionamiento deportivo ("más rápido, más fuerte, más alto") no redunda en una popularización del ejercicio físico para todos. El lema de "mente sana en cuerpo sano", pese a las cifras astronómicas que circulan en los circuitos profesionales de los modernos coliseos, no conlleva forzosamente un mejoramiento de la actitud para con el deporte (por el contrario crece mundialmente el consumo de drogas, incluidos los deportistas profesionales).

¿Será que mientras más se "consumen" deportes menos se piensa -y más ganan los que nos los venden-?El tono general de este escrito no pretende ser "antideportivo". Muy por el contrario, apunta a promover los deportes como algo intrínsecamente positivo, sano, deseable. Pero no puede dejar de plantearse este interrogante y buscarle alternativas: ¿por qué hacer del deporte algo profesional?

Es importante plantearlo por la significación político-cultural que tiene el mecanismo que terminó montándose: el gran negocio del deporte no habla de un mejoramiento en la calidad de vida de las poblaciones, de una actitud más sana, de una mejor y más productiva relación con nuestro cuerpo. No habla, en absoluto, de una mejor vinculación con el medio ambiente o de un mejor aprovechamiento de nuestro tiempo libre.

Nada de esto; por el contrario, en el norte la gente cada vez está más gorda, y en el sur cada vez más desnutrida. Lo que puede denunciarse como una tendencia muy peligrosa es la significación del mecanismo de control social que comporta todo este moderno circo romano.

Desarrollar el deporte -concedamos, por último, que los fabricantes de ropa deportiva ganen fortunas: ¿qué otra cosa podría hacer una empresa privada?- no tiene nada que ver con las interminables horas con que se obliga a pasar frente a un televisor -haciendo crecer la barriga- a la población, o a repetir el casi obligado comentario sobre el astro de moda a que nos conducen los medios comerciales de comunicación masiva.

Mejorar un récord o una prestación deportiva no significa más y mejor deporte para todos. Terminado el próximo campeonato mundial de fútbol: ¿se habrá resuelto alguno de los acuciantes problemas de la humanidad? Podríamos conceder que no está para eso la justa deportiva. Entonces preguntémoslo de otra manera: ¿nos habremos divertido más? El ganador, seguramente sí; pero en muchos se repetirá el sentimiento de frustración por no haber llegado a la meta. ¿Inexorablemente necesitamos estar sentados ante una pantalla de televisión mirando cómo corren 22 atletas? ¿Por qué, mejor, no correr un poco en vez de agrandar el trasero y la barriga sentados ante los televisores?
Por eso mientras todo el circuito deportivo siga siendo negocio y arma de control social, para las grandes mayorías el deporte seguirá siendo un espejito de colores más.

Sólo una política pública de fomento del amateurismo puede ser una ayuda real para que el deporte se constituya en un elemento que contribuya a una mejor calidad de vida para la población. Si no, seguiremos comiendo y engordando ante el televisor viendo el partido de fútbol del día -o del show deportivo que queramos elegir- (en el norte), o esperando algún talento deportivo en la familia para que con un buen contrato nos saque de la pobreza (en el sur). Pero de deporte, ni hablar.
Marcelo Colussi es montañista aficionado.
Envía esta noticia

El otro mundial


Danza de euros en Alemania... miseria y prostitución para nuestras mujeres... Con cada gol, millones de gritos salen de gargantas que pueden hablar los idiomas más disímiles, pero unidas por ese rugido que emparienta a todos los homo sapiens. Se calcula que tres millones de aficionados siguen a sus clubes preferidos y que Alemania tiene suficiente alcohol para satisfacer las bocas sedientas de los hinchas. Y también ofertará prostitutas. Todo a lo alemán: con visos de legalidad y con condiciones creadas, para que haya fútbol, alcohol y sexo.

Millones de hombres y mujeres, niños y viejos, negros, amarillos o blancos, en el Norte o en el Sur, tienen hoy un punto de mira: Alemania. No importa que su país no esté representado, la apuesta va por el equipo de su preferencia que puede ser el Brasil del juego bonito, lleno de estrellas, o el teutón, suerte de aplanadora que juega en su patio. Con cada gol, millones de gritos salen de gargantas que pueden hablar los idiomas más disímiles, pero unidas por ese rugido que emparienta a todos los homo sapiens. Se calcula que tres millones de aficionados siguen a sus clubes preferidos y que Alemania tiene suficiente alcohol para satisfacer las bocas sedientas de los hinchas. Y también ofertará prostitutas.

Todo a lo alemán: con visos de legalidad y con condiciones creadas, para que haya fútbol, alcohol y sexo. Por ejemplo, Eros-Center es un complejo sexual de 3000 metros cuadrados, construido en las proximidades del Estadio Olímpico de Berlín. Con 650 cabinas de “prestaciones”, duchas y preservativos puede satisfacer los más sofisticados gustos. Colonia creó “performance-boxes”, con cabinas en las que se encuentran cama, ducha y distribuidor de preservativos. Estas “instituciones” están, por supuesto, en los alrededores del estadio, mientras en Dortmund han optado por el “drive-in”, un discreto y cómodo acceso en vehículo. Pero, a menos de diez minutos en auto y unos 25 a pie del estadio berlinés, florece El Artemis, “el rincón más caliente de Berlín”, burdel mayor del continente europeo.

Es un edificio de 4 000 metros cuadrados destinado a proporcionar todo tipo de placeres única y exclusivamente a los heterosexuales masculinos (la entrada está prohibida a las mujeres, como clientes, por supuesto). El local está abierto 361 días al año, desde las 11:00 hasta las 5:00 horas. Pocos días antes del mundial Egbert Krumeich, gerente del burdel, declaró que “el Artemis y sus 40 prostitutas están preparados para atender a más de 400 clientes al día, así como para prestar servicios en una suite especial a futbolistas de elite, garantizando la máxima discreción, o enviar chicas a sus hoteles... lo tenemos todo preparado”.

Krumeich puede trabajar a gusto: en Alemania desde el 2002 la prostitución es legal. Se dijo entonces y dice ahora que con tal actitud gubernamental se consigue mayor cuidado de las prostitutas, que tengan seguridad social, exijan el pago, en fin… sean explotadas como obreras textiles o ferroviarias. Unas 400 000 mujeres se dedican en Alemania a la industria del sexo, cuyas ganancias ascienden a unos 18 mil millones de dólares estadounidenses al año. La industria de la prostitución es de tal modo lucrativa que la inversión de 6,4 millones de euros queda casi amortizado en seis meses. Se dice que Berlín vio caer el llamado “muro de la vergüenza” en 1989, pero persiste “la vergüenza del muro” que controla la inmigración.

Este da paso o no en dependencia de los intereses económicos. Para el mundial tienen permiso de residencia temporal cuarenta mil mujeres que ejercerán la prostitución. Lo terrible es que provenientes de Europa del Este una buena parte de esas mujeres, algunas adolescentes entre 14 y 17 años, han llegado allí engañadas porque sus contratos hablaban de ser camareras incluso nudistas, pero no de acostarse con los sedientos fanáticos de goles. Según la Organización Internacional de Migraciones, unas 500 000 mujeres al día son víctimas del tráfico de blancas en Europa del este y, normalmente contra su voluntad, trabajan como esclavas del sexo.

A la mayoría de ellas las engañan con la promesa de un trabajo bien pagado. “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas” asevera el Artículo 4 de los Derechos Humanos, ¿por qué se permite tremenda violación en Alemania? El vaticano, la organización Caritas, diversas organizaciones femeninas han protestado por el desparpajo con el que se promociona el sexo rentado en medio del mundial de fútbol, pero se están moviendo demasiados millones de euros.

Frente al slogan Comprar sexo no es un deporte, de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres, una empresa especializada en profilácticos ha sacado a la venta “el condón del mundial”, dicen que un modelo seguro con la imagen del balón del campeonato en la punta. Si las voces más lúcidas del mundo proclaman la necesidad de que el deporte deje de ser un negocio en la que un atleta es vendido como un carro de último modelo, también se impone una lucha tenaz contra los propulsores de la trata de blancas, las nuevas esclavas del siglo XXI.

"Canta Camarada"Jose Zeca Alfonso(LP 1975)